La seguridad laboral en el rubro del aserrío y en plantas de remanufacturas ha tenido un notable desarrollo en este último decenio, influenciado por el importante liderazgo de las principales empresas al asegurar sus procesos, implementando de forma voluntaria sistemas integrados de gestión en seguridad y salud ocupacional, ambiental, calidad y en la cadena de custodia del producto, los que son auditados anualmente por casas certificadoras.
Este sólo aspecto ha hecho que las Pymes asociadas directa e indirectamente a estas empresas, tengan que cumplir rigurosos protocolos en cada uno de estos ámbitos, lo que ha producido un cambio importante en las prácticas de antaño.
Los actuales sistemas de gestión a través de las cadenas de custodia, sean estos Certfor o FSC, también ha obligando a los proveedores de madera, adoptar un mayor grado de responsabilidad y cumplir con estos requisitos.
Se suma a lo anterior, un poderoso trabajo impulsado por la Corporación Chilena de la Madera, CORMA, quienes brindan el apoyo en materia de Certificación de Competencias Laborales, benchmarking, promulgación de mejores prácticas, la campaña comunicacional Forestales por el Cero Accidente – Para los Forestales la Seguridad es lo Primero, entre otros.
Un aspecto muy relevante, tiene relación con la Ley de Subcontratación N° 20.123, la que establece un cuadro normativo a las empresas principales, respecto a la relación con sus contratistas y subcontratistas, la que obliga a fortalecer los sistemas de gestión existentes, de modo que las mandantes puedan así, garantizar el cumplimiento de los estándares por parte de sus empresas de de servicios y la responsabilidad con sus trabajadores.
Todos estos esfuerzos han logrando que en la industria de la madera, se haya generado una cultura de seguridad en el trabajo, lo que ha llevado a que los líderes de las empresas, estén cada vez más motivados en implementar mejora en procesos industriales, estableciendo progresivamente estándares para proteger la seguridad y salud de las personas.
Los adelantos tecnológicos han permitido tener procesos más seguros y disminuir el esfuerzo físico de los trabajadores, pero no hay que perder de vista, que ante una intervención de equipos en movimiento, las consecuencias serán cada vez más graves.
Uno de los desafíos en el ámbito de las condiciones, es disponer de un acucioso levantamiento de peligros en los equipos o máquinas y sus riesgos asociados (en los ámbitos de la operación, mantención y limpieza), seguido de un establecimiento de un plan de control, que considere que está presente el error humano en la operación.
Lo anterior, debe ser realizado por las personas que efectúan las diferentes tareas en el equipo, lo que permitirá priorizar el establecimiento de barreras duras y un adecuado plan de entrenamiento, para que el trabajador haga lo que tiene que hacer.
Se debe sumar la implementación de un modelo de gestión del comportamiento organizacional, que tiene relación con reforzar la cultura preventiva de la organización, la que necesariamente debe incorporar a todos los niveles de la organización; desde la gerencia general, pasando por la supervisión y finalmente por la involucración y conducta de los trabajadores.
Además, deben existir equipos de trabajos armónicos, que se valoren y se cuiden. Si esto se logra materializar en trabajos de entrenamientos, gran parte del camino ya está hecho, ya que permitirá pasar definitivamente el umbral del autocuidado, hacia el mutuocuidado.
La clave del éxito de hoy en materia de seguridad y salud ocupacional, va en el camino de una cultura preventiva que fomente el conocimiento entre los pares, con el objetivo de que se conozcan más, se valoren más y finalmente, se cuide más.
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