El sector forestal tendrá el 2014 un desempeño similar al año 2011, en que se exportaron algo más de US$ 5.900 millones, de acuerdo a las proyecciones de Fernando Raga, presidente de la Corporación Chilena de la Madera, quien señala que la apertura de dos plantas en Uruguay y Brasil a mitad de este año podría influir en la disminución del precio de celulosa, evitando que se llegue a niveles más altos de retornos, ya que este producto constituye el 50% de las exportaciones forestales del país.
Asimismo, y haciendo un balance del año que pasó, Raga señala que los mercados internacionales se comportaron de buena forma, en general, ya que los precios se mantuvieron en niveles positivos. Factores como algunos problemas en la producción de celulosa y la no entrada en funcionamiento en el período de la planta de tableros contrachapados de Nueva Aldea, que se incendió el 2012, influyeron en que las exportaciones no fueran superiores, las que llegaron en torno a US$ 5.700 millones.
Cabe destacar que hubo un leve aumento de la producción de celulosa y de las exportaciones de madera aserrada y sus derivados, ocurrido principalmente por la recuperación del mercado norteamericano en el área de la construcción. En cuanto a las pymes madereras, el mercado interno se mantuvo activo por el buen nivel de actividad de la construcción.
En esta entrevista, Fernando Raga proyecta cómo se comportará la industria este año, así como sus principales preocupaciones.
-¿Cómo se proyecta el sector forestal en 2014?
Esperamos un incremento de entre 3 y 4% respecto de 2013, por lo que las exportaciones bordearían los US$ 5.900 millones. Las mayores capacidades de fibra corta en el mundo por la apertura de las nuevas plantas de Montes del Plata y Suzano en Uruguay y Brasil, respectivamente, podrán generar presiones a la baja de los precios el segundo semestre. La industria tendrá un incremento marginal de los volúmenes exportados como consecuencia de las mejoras tecnológicas que se efectúan en algunas plantas. También se agregará un mayor volumen de exportación de tableros contrachapados y de fibra que asegurará ese incremento en los embarques totales.
– ¿Y con respecto a otros productos como la madera aserrada?
Se observa un positivo escenario, ya que el índice de permisos de construcción de nuevas viviendas en Estados Unidos, que es el principal indicador de la construcción en ese país ha mostrado mejoría, llegando a superar 1 millón de viviendas en 2013, comparado con 750 mil el 2012 y 590 mil el 2011.
-¿Esto indica que los efectos de la crisis sub-prime quedaron atrás?
La cifra aún está lejos de los 1,6 millones de viviendas que se reflejaban antes de la crisis, pero comienzan a quedar lentamente atrás, lo que es relevante ya que hasta 2006 éste fue el principal destino de las exportaciones forestales para remanufacturas de Pino radiata.
-¿Qué impacto puede tener la recuperación de Estados Unidos para las exportaciones forestales chilenas?
Esperamos que continúe la recuperación, pero esto no impactará todos los productos (celulosa, por ejemplo). Por otra parte, cuando Estados Unidos crece, se produce un efecto colateral en otros países y se genera una situación favorable aunque no sean los productos directos que vende Chile a ese país, pues se desplazan producciones y se abren espacios en otros mercados, por lo tanto es positivo.
Además, varios países de Europa se están recuperando también, por ejemplo España, que por ahora no es un mercado relevante pero es de interés para nuestro país.
-Y a nivel interno, ¿qué escenario enfrentarán las pymes madereras?
Las pymes madereras enfrentan serios problemas derivados principalmente de los altos costos de la energía y el transporte, no creemos que eso vaya a cambiar demasiado.
-¿Cómo afectará el tema energético al sector?
El sector forestal como conjunto está bastante avanzado en el tema energético comparado con otras industrias, ya que hoy genera 900 MW para sus procesos, de los cuales se venden 200 MW al Sistema Interconectado Central. Sin embargo, el alto costo de la energía afecta en forma importante a ciertos segmentos como los aserraderos y otros, por lo que todas las empresas que pueden están apostando a generar su propia energía.
-Frente al proyecto de ley que modifica el DL 701, ¿qué expectativas tienen para este año?
Este proyecto reconoce el valor de las plantaciones forestales en su dimensión ambiental, social y económica, algo de lo que nosotros estamos convencidos hace muchos años, pero a pesar de esto ha tenido muchas dificultades en su tramitación parlamentaria, donde se han criticado aspectos que van más allá de la ley y se refieren al modelo de desarrollo forestal, cuestionando su aporte en forma global.
Esperamos que en 2014, ya pasada la efervescencia política de las elecciones, se aprecie la conveniencia para el país y en especial para los pequeños forestadores, viveristas y PYMES madereras de contar con una ley de fomento forestal adaptada a su realidad.
-¿Cómo ha influido el conflicto mapuche en la actividad forestal?
Ha creado condiciones muy adversas en un área localizada, que comprende algunas comunas de la Región de la Araucanía y del Sur de la Región del Biobío. Principalmente afecta a los agricultores, pequeños forestadores, empresas de servicios y transportistas, originando un clima de inseguridad para quienes viven y trabajan en la zona. El grupo violento es pequeño, pero bien organizado y se atribuyen la representatividad del pueblo mapuche. Actualmente, se hace un importante trabajo con las comunidades, la gran mayoría tiene buenas relaciones con empresas forestales. Creemos que no se puede vivir en un estado constante de agitación y las comunidades tienen que tener alternativas para desarrollarse.
-Cambiando de temática, ¿cómo está Chile con respecto a la certificación forestal?
Es un tema importante para Chile, el estatus ambiental del país es uno de los más altos del mercado. En la actualidad, un total de 1.650.000 hectáreas se encuentran acogidas a los sellos internacionales PEFC y FSC, que constituyen el 70% de la superficie de plantaciones. La certificación forestal tiene por objetivo garantizar a los consumidores que los productos provienen de bosques con un manejo forestal ambientalmente responsable, socialmente beneficioso y económicamente viable, lo que ha constituido una preocupación permanente para el sector. Algunas fábricas papeleras o de retail exigen estos sellos para mostrar que tienen compromiso ambiental. La certificación con que cuentan las principales empresas nacionales es también una garantía sólida y objetiva de su desempeño ambiental y socialmente sustentable para las partes interesadas y la sociedad chilena, más allá de las campañas de desinformación y desprestigio que desarrollan algunos gupos minoritarios.
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