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Las mujeres se empoderan en la actividad productiva forestal

El premio anual que otorga CORMA al Trabajador Forestal cada año pone más de manifiesto el aporte creciente de la mujer en un rubro tradicionalmente masculino. Aquí la historia de trabajadoras forestales que han ganado este reconocimiento.
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Dos son supervisoras de producción de viveros y la tercera, prevencionista de riesgo en faenas forestales. Todas ellas tienen en común, ser mujeres, trabajar en el sector forestal, y con talentos y capacidades que las han hecho merecedoras del respeto de sus pares y del reconocimiento anual que entrega la Corporación Chilena de la Madera a quienes se destacan en la actividad forestal por su desempeño, liderazgo y profesionalismo en el trabajo

Es la nueva generación de trabajadoras forestales. Mujeres que junto con ser madres, esposas o jefas de hogar, comienzan a dejar su huella en una actividad productiva tradicionalmente masculina, donde cada día acometen nuevos desafíos desde estar arriba de una torre de detección de incendios, trabajando frente a un microscopio, hasta cuidando que cada planta forestal que se cultiva cumpla con todos los parámetros de calidad.     

“Mamá” de árboles

Hace 24 años, Enelmira Neira Leyton, egresó como técnico forestal del DUOC UC y quiso seguir los pasos de su padre, quien “trabajó en el campo toda su vida, tanto como pequeño propietario agrícola, como también forestal”. “Yo admiraba lo que hacía-recuerda- y quise trabajar en lo mismo”.

Residente en Arauco, trabaja en Cañete como encargada y supervisora de viveros para Bosques Arauco. “Soy una enamorada del sector forestal y me siento como la mamá de los árboles. Los planto desde que son semilla y por nueve meses los cuido para que puedan crecer y adaptarse al terreno donde se arraigarán definitivamente”.

Para Enelmira su trabajo “requiere constancia y dedicación permanente, porque las plantas no se pueden dejar crecer solas. Hay que cuidarlas y velar porque cumplan con los estándares de calidad que son muy exigentes para que después sean los mejores árboles posible”.

¿Qué significa para una mujer trabajar en un sector dominado por la presencia masculina? Para Enelmira su condición de mujer nunca ha sido un obstáculo para desempeñar su labor, por el contrario, se siente respetada y valorada por su experiencia y capacidad por sus pares varones.

Añade que se siente contenta con su trabajo porque “hago algo que me gusta” y recuerda que el reconocimiento como “Viverista destacada 2014”, que le entregó CORMA ocupa un lugar destacado de su hogar.

En el sector forestal encontró su camino 

La prevencionista de riesgos, María Soledad Vielma, trabaja en el sector forestal desde 1999 y se ha especializado en manejo de recursos humanos, algo clave para ella, “porque trato de lograr que todas las personas que trabajan en la empresa estén contentas, ya que el ánimo positivo está totalmente ligado a la seguridad”, explica.

Cuenta que la empresa donde trabaja –Forest Center– es altamente tecnologizada y robotizada y se utilizan equipos muy modernos y sofisticados, lo que “implica tener trabajadores muy capacitados y especializados y tener una gestión muy cercana y ordenada, con un fuerte sentido de trabajo en equipo”, añade María Soledad Vielma.

Recuerda que cuando egresó de la Universidad Técnico Federico Santa María no tenía claro en qué quería trabajar, pero que “hoy me siento realizada con lo que hago y a medida que pasan los años uno le va tomando más cariño a esta actividad ligada a los bosques y a la madera”.

¿Cómo es desempeñarse en un sector en mayoritariamente masculino? María Soledad indica que “es efectivo que en las tareas de trabajo pesado son en su totalidad hombres” pero que es una realidad que ha ido cambiando a medida que se introducen máquinas que son capaces de hacer la mayor parte del trabajo más duro”. 

“Como encargada de prevención de riesgos y recursos humanos soy respetada porque mi labor es permitir que el trabajo de todos sea lo más seguro y agradable posible, que los trabajadores estén contentos y motivados. Ser mujer no ha sido un problema para que los hombres entiendan mi responsabilidad y que asuman los compromisos que la empresa les requiere”, concluye. 

Para ella, el premio que le otorgó CORMA “me recuerda el compromiso por seguir trabajando de forma eficiente y segura por todos los que viven de este sector”, comenta.

De la costura al cultivo de plantas 

Otra trabajadora que también encontró su vocación en la actividad forestal es Natalia Vergara Araya, quien tras estudiar corte y confección de vestuario, decidió consultar por pega en un vivero cercano a su hogar. Hoy ya entera 10 años y está a cargo del vivero de la empresa Tripan, en la comuna de Sagrada Familia, cerca de Curicó, Región del Maule.

El lugar se ha especializado en cultivo de plantas de árboles nativos como quillay, peumo, litre, roble, ciprés de cordillera, entre otras, que se van a utilizar para reforestar áreas de bosque nativo que resultaron afectadas por los incendios.

Contenta y muy realizada con su trabajo, Natalia señala que su labor es variada y que muchas veces se sorprende levantándose muy temprano en la mañana porque “quiero ver cómo están las plantas”. 

Relata que cuando partió en esta empresa era la única mujer y que “al asumir como jefa a cargo fue un poco complejo, pero rápidamente se superó y ahora incluso las mujeres somos mayoría en esta labor, porque somos más delicadas y detallistas, lo que es importante para las labores en vivero”. 

No obstante, aclara que su experiencia en el sector forestal es que es que “aquí se respeta la capacidad de las personas, sin importar si eres hombre o mujer”. Por lo mismo, valora el reconocimiento que le entregó CORMA hace un tiempo y también ocupa un lugar destacado en su hogar.

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