La casa solar “Parrón” desarrollada íntegramente en madera por el equipo académico Wallmapu de la Universidad Mayor, sede Temuco, obtuvo el primer lugar en el Concurso Construye Solar 2015, certamen convocado por la ONG Ruta Solar junto al Ministerio de la Vivienda y Chile Green Building Council. A la última etapa de la competencia llegaron 10 equipos de universidades nacionales.
La propuesta ganadora del primer concurso latinoamericano de viviendas sustentables, tuvo el sello de la madera, ya que fue fabricada en un 80% en pino y 20% en roble, la que se usó en los revestimientos interiores, envigados, pisos y fachadas. Es un producto con una huella de carbono baja, considerando que está hecho de materiales renovables y no contamina ya que todo su funcionamiento es eléctrico, por lo que no emite gases de efecto invernadero; y se agrega que los materiales pueden ser reciclados al término de la vida de la construcción.
La casa “Parrón” es de 58 metros cuadrados útiles en el interior más terrazas semicubiertas que la extienden a 100 metros cuadrados. Tiene tres dormitorios, estar comedor, cocina y baño, todo de acceso universal, es decir que pueden desplazarse sin problemas personas en sillas de ruedas.
Tiene 100% de autonomía energética con 16 paneles fotovoltaicos que generan energía para todas las necesidades de un grupo de seis a ocho personas, para climatizar, cocinar y queda un excedente que permite generar ingresos al entregarlo a la red.
En climatización, la temperatura media sería entre 19 y 22 grados si estuviera construida en Santiago, en condiciones de temperaturas exteriores de 9 a 33 grados. Está diseñada para el Valle Central, pero con pequeñas modificaciones se puede utilizar en cualquier parte del país.
Está construida por un sistema industrial de prefabricación modular y para el concurso se armó en tres semanas y media, preparando primero los módulos en una planta industrial en la ciudad de Lautaro en La Araucanía, para luego armar la casa en el Parque O’Higgins, en Santiago. Tiene terraza con corredores exteriores perimetrales, con lo que presenta un patio de invierno y otro de verano, el primero al norte capta la luz solar y el del sur es más fresco y sombreado en la época de calor. Los patios están dotados de una cubierta de lonas que permiten controlar el acceso de sol.
La demanda de energía para climatizar es 80% menor que una casa tradicional, por su diseño, su envolvente y elementos instalados como fachadas ventiladas elaboradas con placas de terciados marinos.
El costo en materiales y equipos eléctricos y fotovoltaicos alcanzó los 19 millones de pesos, a lo que si se agrega mano de obra y costos de una constructora se prevé que el rango de inversión llegue a los 40 millones de pesos, lo que de todas maneras la sitúa en el nivel de vivienda económica.
Apuesta por la madera
El director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Mayor, Gonzalo Verdugo, explica: “Elegimos la madera, apostamos por este material; porque estamos trabajando en la línea del desarrollo de éste para la arquitectura en Chile y creemos que es lo más sustentable para usar en la construcción de nuestro país”.
La belleza estética y cercanía que proporciona la madera influyó en que la propuesta de la Universidad Mayor obtuviera el galardón del primer lugar. El profesor Verdugo explica: “Había 10 variables que otorgaban puntaje, iban desde la comunicación social a la eficiencia energética, de la arquitectura a la ingeniería, consideraban innovación, uso del agua y más. Nosotros nos propusimos estándares muy altos y la vivienda se comportó bien en la mayoría de las pruebas. Creo que el secreto pasó por observar atentamente cuál era la mejor forma de habitar en el Valle Central y ahí estaba el parrón, que está presente desde la época colonial, genera sombra en verano protegiendo del sol, y en invierno bota las hojas con lo que las ramas permiten que pasen los rayos de sol, pero protegen de la helada. Ese concepto bioclimático de habitar bajo el parrón lo tiene la vivienda. Y desarrollamos una arquitectura y una ingeniería muy eficiente y vanguardista para poder construir una casa muy confortable con muy bajo o nada de costo de energía. La mezcla de algo eficiente y además estéticamente hermoso atrajo”.
Las utopías son posibles
El equipo estuvo integrado por siete estudiantes, tres profesores de Arquitectura y tres ingenieros. Alejandro Lausen junto a Francisco Segovia participaron en la iniciativa como su proyecto de título. Consideraron el reto una gran oportunidad y, en palabras de Lausen: “La casa resultó ser toda una experiencia, diseñada con cariño para las personas y con pasión por la arquitectura integral y vanguardista (…) proyectar una vivienda autónoma energéticamente ya no es una utopía, menos en Chile, donde tenemos una amplia variedad de recursos naturales”.
Añade que: “La madera es una pieza fundamental en el rompecabezas de la casa. Térmicamente permite una estructura particularmente efectiva en comparación al acero u hormigón. Y es un producto que nos identifica”.
Francisco Segovia califica de “única” la experiencia de haber participado en el proyecto. Además de varias reflexiones respecto de la arquitectura, la eficiencia de las viviendas, el uso de la leña para lograr confort térmico, el costo de las viviendas y otros temas, comenta que pudo aprender sobre el uso de la madera: “Es un material noble, cálido, abunda en nuestro país, tenemos madera certificada a costos asequibles, es renovable, es una opción muy eficiente”.
¿Qué viene ahora para estos profesionales? El profesor Verdugo dice que seguirán trabajando en la línea de la eficiencia energética y de la sustentabilidad; que siempre están desarrollando post grados en dichas materias y, de hecho, fueron los primeros en dictar un magíster en eficiencia energética en Chile en 2008. Ahora se encuentran desarrollando investigación, trabajando con empresas en el tema de la industrialización modular de viviendas sustentables, térmicamente eficientes, pensando en una segunda casa, ojalá llevándolo a vivienda económica sin desechar pensar en vivienda social.
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