Hace siete años Belma Ojeda y su familia debieron evacuar su querido Chaitén y con ello dejar su hogar, recuerdos y un estilo de vida propio de las zonas rurales y alejadas de las grandes ciudades. El 2 de mayo de 2008 una lluvia de cenizas cubrió por completo la localidad de la Región de Los Lagos, y comunas de las provincias de Palena; señal categórica de la naturaleza que días más tarde se traduciría en una emergencia de proporciones al registrarse la primera explosión del volcán Chaitén, que acrecentó la presencia de cenizas y una columna de gases que ponían en peligro la vida de una población que bordeaba las 4.500 personas.
Son imágenes dolorosas que aún recuerda esta dueña de casa y actual dirigenta vecinal del sector sur de Chaitén, que dos años después de la tragedia, decidió volver a sus raíces y, a pesar de la oposición de las autoridades, a punta de pala y carretilla levantó su hogar en la denominada zona cero de la catástrofe, al igual que cientos de chaiteninos.
“Emigré dos años a Puerto Montt y después volvimos cuando nos dijeron que podíamos retornar. Nunca me adapté a la ciudad, allá no conocía a nadie. Uno acá deja sus cosas afuera y sabe que no se las van a robar…prefiero vivir en un lugar donde mis hijos y yo sintamos seguridad”, relató Belma Ojeda.
El alcalde de Chaitén, Pedro Vásquez, estima que actualmente la población que retornó a la localidad bordea las 1.500 personas. La cifra incluso podría ser un poco mayor ya que una encuesta sanitaria realizada en el hospital de la comuna estimó la cantidad de habitantes en cerca de dos mil. Actualmente, la matrícula en el establecimiento educacional local llega a los 350 alumnos.
Renacer de Chaitén
En medio de este renacer de Chaitén, la ciudad que quedó dividida en la zona norte y sur separada por el río Blanco, aún trabaja su nuevo plan regulador que deberá establecer los sectores donde deberán levantarse las soluciones habitacionales de la mano del trabajo de los comité de vivienda y delinear las estrategias para potenciar la actividad turística que creció exponencialmente, y que tiene su peak en la temporada estival.
El alcalde Pedro Vásquez explica: “la temporada de verano es altísima así que le va muy bien a los comerciantes y a los operadores de cabañas y hospedajes, nadie se queja, la verdad. Ha estado estable dentro de la realidad de una ciudad que vivió una erupción volcánica”.
Tres estudiantes de quinto año de arquitectura de la Universidad de Chile, ganaron el primer lugar del concurso de arquitectura organizado por Madera21 de CORMA, en el marco de la X Semana de la Madera, en Santiago, con un atractivo y visionario proyecto habitacional que busca responder a la nueva realidad de Chaitén.
Makarena Ceballos, José Órdenes y Franco Marrese trabajaron casi ocho meses en crear un prototipo de vivienda que respondiera a las necesidades actuales de los chaiteninos, población cuya actividad económica se concentra en servicios públicos y de forma creciente en el sector comercio, con un fuerte desarrollo además de hospederías, cabañas y venta de productos.
“Zahuán Autral”, fue el concepto que asociaron para levantar un conjunto de 33 viviendas mixtas en una de las manzanas centrales de la localidad y que tendría la particularidad de generar, en un mismo espacio, la mezcla perfecta entre la vida cotidiana de un hogar y el desarrollo comercial.
Makarena Ceballos, una de las creadoras de este prototipo de casas, dijo que “había una necesidad de generar vivienda comercial, porque para ellos siempre fue así, su casa siempre fue su lugar de trabajo, mayormente artesanos o cocinerías. Chaitén era justamente como el epicentro del turismo y el comienzo de la carretera Austral”.
“Tratamos de abordar el proyecto de una forma que se pudiera plantear como modelo de reconstrucción y que las casas fueran replicables más allá de la manzana que nosotros estábamos planteando”, agregó José Ignacio Órdenes, otro integrante del equipo realizador que además estableció, a través de una investigación, que el 70% de los chaiteninos generaba recursos de forma autónoma siendo su casa, en muchos casos, el lugar de desarrollo y producción.
La propuesta
Entendiendo al “zahuán”, como un espacio cubierto, situado dentro de una casa e inmediato a la puerta de la calle, la propuesta arquitectónica buscó generar espacios de uso común, manteniendo en la periferia espacios comerciales asociados a la actividad económica y turística, estableciendo un recorrido público. El proyecto además pensó enlazar el conjunto de viviendas con el futuro parque de mitigación y museo de sitio que se levantará en la localidad. Para esto se planteó dentro del conjunto, la plaza de los Lupinos, espacio que busca poner en valor especies autóctonas de la zona, generando así una relación directa con el parque.
Madera nativa, paneles tipo kielsteg y vidrio para generar una especie de invernadero, en parte de la estructura, son parte de los materiales empleados en el diseño que además contempló una ubicación estratégica para utilizar al máximo la luz día generando también una nueva propuesta de aprovechamiento térmico.
“El punto más importante de captación solar ocurría en el techo porque están tan al sur que la luz lateral que le puede llegar a las viviendas es muy poca. Ahí tomamos la decisión de que la mejor forma de captar calor era por el techo y había que generar un invernadero que recibiera luz sin parar todo el día, y ubicarlo siempre al norte”, explicó el estudiante de arquitectura Franco Marrese.
Este proyecto de viviendas mixtas fue pensado para un lugar relativamente reducido, contrario a la forma de habitabilidad que se da en las zonas rurales, marcada por terrenos espaciosos. Conscientes de que esta característica podría jugar en contra de lo que realmente querían los chaiteninos, los gestores de la iniciativa debieron establecer patios en común y adecuar el proyecto para evitar una afectación a la vida cotidiana de la población.
Makarena Ceballos explicó que “lo que propusimos como estrategia fue generar patios comunes, una suerte de reinvención de un cité que hacia el centro de las mismas casas generaba un patio y el comercio hacia la periferia de esas micro-manzanas que planteamos. Lo que quisimos fue mantener el patio para el cotidiano, para el día a día, para que los niños pudieran jugar sin verse interrumpido por la llegada del turista y hacia la periferia generamos un circuito peatonal con los servicios comerciales”.
“Responde a las necesidades de Chaitén”
Una de las expectativas de los creadores del “zahuán asutral” era lograr que el proyecto que plasmaron pudiese materializarse en Chaitén. Makarena, Franco y José aseguraron que si bien la iniciativa recibió elogios, hasta ahora no han sido contactados por autoridades locales como de nivel central para materializar el proyecto. Si bien este colectivo vivienda mixta no responde a las características de una solución habitacional de carácter social, aseguran que el tipo de materiales, en especial los paneles para captar de mejor forma la energía térmica no requeriría una inversión considerablemente mayor.
“Obviamente que construir una vivienda social es mucho más barato que hacer el proyecto que planteamos, pero creemos que el nivel de comodidad de nuestra casa, aparte del potencial económico que quisimos involucrar hace que sea mucho más viable y que pueda proyectarse en el tiempo”, dijo Franco Marrese.
Juan Cristóbal Elicer, odontólogo del hospital local e integrante de la agrupación cultural Chaitén, conoció la innovadora propuesta arquitectónica. El profesional, es otro de los chaiteninos que no pudo relocalizarse y volvió a realizar su vida en la localidad.
“Encontré la propuesta bastante interesante, también tiene un asidero adecuado porque justamente armoniza lo que es la casa habitación con las actividades que normalmente desarrollan algunas familias. Pero respecto de su aplicabilidad habría que verla, depende de las soluciones habitacionales que están pensando las autoridades. Este es un proyecto más innovador, más atrevido y las autoridades tienden a proponer algo más estándar y convencional”, dijo el profesional.
El administrador municipal de Chaitén, Elmo Almonacid, explicó que actualmente el Serviu y los comité de vivienda de la zona están determinando las soluciones habitaciones para cerca de 200 habitantes de la localidad. Si bien valoró el proyecto y las características innovadoras del mismo, manifestó que su concreción dependería del interés estatal y el nivel de recursos que dispondría el Serviu para levantar un proyecto de estas características.
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