Chile importa 98% del petróleo que consume y, en general, un 75% de la energía necesaria, que incluye además carbón y gas. Junto con ello es preciso considerar que la industria del petróleo provee de materia prima para productos como plástico, ropa y lubricantes, entre otros.
A ese escenario nacional se suman las complejas cifras económicas que exhibe la región del Biobío, hecho que a juicio del director del Centro de Biotecnología UdeC, Jaime Rodríguez, es resultado de que no hay nuevos proyectos para producir riqueza localmente.
Rodríguez se manifestó confiado en que la biotecnología y la bioeconomía, aspectos que son fuertemente impulsados desde la UdeC, serán capaces de generar trabajo e innovación local que permitirá que la Región salga de su estancamiento.
“En todos los lugares del mundo -Estados Unidos, Brasil y Europa- donde se ha desarrollado esta industria se ha generado riqueza en las localidades, además de contribuir positivamente al ambiente y dar seguridad energética”, dijo.
Ese es el contexto en el que, entre el 26 y el 29 de octubre, se realizará el 3er Simposio de Biotecnología Aplicada a la Lignocelulosa, Lignobiotech III, organizado por la Universidad de Concepción. Este simposio reunirá a investigadores de 27 países, con 55 presentaciones orales y cerca de 100 posters.
Cambio de paradigma
La lignocelulosa es un término que describe a los materiales que contienen celulosa, hemicelulosa y lignina, como la madera, residuos agrícolas (paja de trigo, arroz, etc.) y forestales.
“El congreso Lignobiotech discutirá los temas fundamentales del cambio de paradigma hacia la bioeconomía, donde son claves las biorefinerías, los biocombustibles y los biomateriales. Es un congreso que desde hace tiempo se quería hacer en Latinoamérica para impulsar su desarrollo, área que está liderada a nivel mundial por Brasil, junto con Estados Unidos, e iniciativas muy fuertes que se están desarrollando en los países nórdicos. Chile aún está expectante en este tema. Esperemos que este congreso sea un gran impulso que motive a acelerar el paso en el camino hacia la aplicación de la biotecnología de lignocelulósicos, que es la herramienta clave para el desarrollo de la bioeconomía”, sostuvo el director de CB-UdeC.
El Simposio Lignobiotech es el heredero de una conferencia que se había realizado por años y que hacía referencia a la biotecnología en la industria de la celulosa y el papel. Posteriormente, con el advenimiento de la bio-refinería, biocombustibles y biomateriales, y la tendencia global hacia la bioeconomía, se decidió reorientarlo hacia la biotecnología de los lignocelulósicos, de modo de hacerlo más amplio e incorporar todo ese conocimiento que se había acumulado en el procesamiento de madera.
Eso, explicó el Dr. Rodríguez, sucedió hace seis años, cuando se realizó la primera conferencia en Francia. La segunda se efectuó en Japón y esta tercera, en Chile, responde al fuerte interés por reunirse en Latinoamérica.
Transformación mundial
A juicio del Dr. Rodríguez, “no se podrá cambiar la industria basada en carbono fósil -es decir, petróleo, gas o carbón- hacia esta bioeconomía para un carbono renovable o una industria verde, si no incorporamos ciencia y tecnología. Hay que desarrollar conocimientos avanzados para sacar el mayor valor posible del recurso”.
El investigador señaló que, al contrario de lo que la gente cree, que se trata de una industria pesada o estática, la industria de la celulosa tiene una gran capacidad de innovación. Basta con darse cuenta de la investigación en genómica aplicada al sector forestal, lo que permite mejorar la calidad y aumentar la productividad de los árboles, que es la materia prima para toda esta bioeconomía; todo el material lignocelulósico en general tiene mucha genómica involucrada.
“Detrás de un pino radiata o un eucalipto hay años de mejoramiento; hay muchos recursos de ciencia y tecnología involucrados en ese desarrollo. Tanto, que muchos expertos dicen que hay más tecnología en esa plantita que en un iphone. Cualquier especie agrícola, como el maíz o el arroz, se mejoró durante miles de años, en cambio en las plantaciones forestales sólo comenzamos a domesticar los árboles hace 50 años. Estamos en un proceso de domesticación para maximizar el producto utilizando la misma superficie de tierra, y también para tener procesos de transformación menos poluente, hacer el pulpaje y el blanqueo con menos reactivos químicos y menos descargas. Tal como se ha hecho en la agricultura, lo estamos haciendo en el sector forestal”, sostuvo el director de CB-UdeC.
Un ejemplo de ello es lo que se ha hecho en Brasil con la caña de azúcar y en Estados Unidos con el maíz para biocombustibles: se trata de un maíz más dulce, con más azúcar, y que también permite utilizar lo que queda después de la cosecha y transformarlo en biocombustibles o biomateriales.
“Es una transformación mundial que no sólo involucra al sector forestal, sino todos los materiales lignocelulósicos que quedan después de que se saca el azúcar de la caña o después de que se cosecha el maíz o cualquier otro residuo agrícola”, explicó.
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