Hace 18 mil años parte de los bosques del sur de Chile logró sobrevivir al periodo de glaciación de las eras Terciaria y Cuaternaria en algunas áreas de las cordilleras de la Costa y de Los Andes, dando origen a un frondosa vegatación que hoy se conoce como “Bosque templado lluvioso valdiviano” y en el que se encuentra una alta biodiversidad de flora y fauna.
En este escenario, a 28 km de Vadivia y en la parte más alta de la Cordillera de la Costa (que acá alcanza los 715 msnm), se encuentra el
Parque Oncol, una importante área silvestre protegida privada creada en 1989 por la empresa
ARAUCO. En medio de uno de los pocos bosques costeros húmedo-templado de Sudamérica en donde la evolución y adaptación de los organismos vivos ha originado, con el paso de los años, especies únicas en su tipo.
Desde que fueran descubiertos por los primeros aventureros, estos bosques han llamado la atención por su singular condición climática y geográfica, atrayendo desde entonces múltiples expediciones y trabajos científicos que buscan desentrañar la riqueza que esconde este refugio lluvioso donde, además de árboles se encuentra hojarasca, musgos, líquenes, follaje y frutos, todo lo cual da alimento y cobijo a innumerables especies de insectos, reptiles, aves, mamíferos y anfibios.
Desde hace años, diversas instituciones prestigiosas de Chile y el mundo han aportado al conocimiento científico sobre estos ecosistemas, entre ellas la
Universidad Austral de Chile (UACh), que
ha profundizado en la investigación sobre importantes especies endémicas de la zona como la “ranita de Darwin” y, más recientemente, sobre el último anfibio descubierto: la “ranita de Hojarasca”.
La ranita de Darwin del sur (Rhinoderma darwini), mide de 3 a 4 cm y se encuentra en una variedad de colores. Una de sus características más distintivas es su extraña y única manera de incubación, llamada Neomelia. El proceso consiste en que la hembra deposita los huevos en el suelo, y una vez que eclosionan, el macho los guarda en su ‘bolsa gutural’ o sacos aéreos, donde también sale el sonido de su canto, que atrae la hembra. En este mismo lugar, los guarisapos pasan completa su fase de metamorfosis, hasta emerger de la boca de su padre completamente convertidos en sapitos.
Una nueva especie
En 2012, académicos de la UACh y del Centro de Estudios y Conservación del Patrimonio Natural de Chiloé se encontraban desarrollando un monitoreo para establecer muestras poblacionales y el estado del hábitat de las ranas de la Cordillera de la Costa de Valdivia, cuando descubrieron un anfibio, hasta entonces desconocido. Se trataba de una nueva especie, la que fue bautizada como Ranita de Hojarasca (Eupsophus altor).
José Núñez, investigador del Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas de la UACh, señaló que “el hallazgo de un nuevo anfibio significa un gran acontecimiento para los científicos y la comunidad en general, ya que aunque muchos no lo crean, aún no está todo visto y existe un importante número de especies por descubrir al interior de esta selva verde lluviosa”.
La rana de Hojarasca que se encuentra en el Parque Oncol habita desde Mehuín hasta Punta Curiñanco en la Región de los Ríos. Se caracteriza por tener sus renacuajos en tierra y porque el macho, luego de la fecundación de los huevos, ofrece un cuidado estricto sobre su prole, acompañándola durante todo el periodo de desarrollo. Además, tiene un espectro de canto que alcanza el nivel ultrasónico.
Núñez manifiesta que “las áreas protegidas son grandes aliados para cuidar especies en situación vulnerable o en peligro de extinción. Estamos conscientes que es imposible proteger todas las zonas que se requerirían para conservación de la biodiversidad, pero aún estamos a tiempo de salvar algunas superficies críticas para los anfibios de los bosques de la cordillera de la costa valdiviana".
El proyecto Oncol
Con abundancia de tepuales, mañíos, tineos y canelos, además de una infinita variedad de helechos y fauna silvestre, la superficie original de Oncol era de algo más de 700 hectáreas En 2012 ARAUCO decidió proteger también parte del área circundante, totalizando más de 3 mil hectáreas, las que declara como Área de Alto Valor de Conservación (AAVC) y denomina “Bosque Valdiviano Oncol”.
El subgerente de Asuntos Públicos de ARAUCO en Los Ríos, Juan Anzieta, precisó que “para promover el cuidado de esta área, se elaboró un plan en forma participativa con comunidades y expertos locales, el cual definió objetivos en investigación y monitoreo ambiental, incorporando un programa de educación y desarrollo para esta zona protegida”.
Desde 2012, el Bosque Valdiviano Oncol impulsa el programa de Educación Ambiental “Conociendo y respetando mi fauna local”, desarrollado con el apoyo de varios organismos e instituciones, que realizan talleres de educación ambiental dirigidos a comunidades educativas vecinas al parque, como aquellas de las escuelas rurales de Los Pellines y Punucapa.
El objetivo del programa es desarrollar en estudiantes y profesores un compromiso con el medioambiente, aprovechando para ello la vivencia directa de coexistir en un área silvestre protegida de gran valor.
El director de la escuela rural de Los Pellines, José Sanhueza, indicó que “para mis 30 estudiantes, poder experimentar de modo más palpable el aprendizaje del medio natural es uno de los valores de estos talleres medioambientales, por lo que plantearé la posibilidad de incorporar esta iniciativa de modo indefinido en el programa educativo de la escuela”.