Los Ecobarrios son proyectos urbanísticos, que permiten cuidar la biodiversidad y, a la vez, mejorar la calidad de vida de sus habitantes aprovechando las ventajas que ofrece su entorno.
El director del Centro de Investigación en Tecnologías de la Universidad del Biobío, CITEC, Ariel Bobadilla sostiene que estos proyectos equilibran de mejor forma los aspectos sociales, económicos y ambientales en la construcción habitacional.
Precisa que este tipo de edificación favorece la economía familiar mediante una reducción del gasto energético en calefacción, cercano al 50%; aprovecha las características térmicas y la cualidad habitable que aportan las viviendas en madera; y recupera sistemas de vida comunitaria privilegiando el entorno.
Si bien las experiencias internacionales en la ejecución de proyectos de viviendas amigables con el medioambiente son conocidas, alzándose Austria como uno de sus principales exponentes, en Chile no sería hasta el año 2013 en que conoceríamos de la primera iniciativa gubernamental de este tipo.
Estas construcciones que tienen a la madera como materia prima generan amplias oportunidades para el país, considerando que Chile tiene una gran superficie de bosques productivos. Francisca Lorenzini, gerente de Madera21 de CORMA, destaca que “hoy Chile es un gran productor de madera, pero sólo un 18% de las edificaciones en nuestro país se realizan con en este material”.
Para revertir esta tendencia, la ejecutiva, arquitecto de profesión, indica que Madera 21 en alianza con el Centro de Innovación en Madera de la Universidad Católica -CIM UC-CORMA– y el Ministerio de la Vivienda están desarrollando proyectos sustentables en madera: los ecobarrios.
Precisamente, uno de los proyectos más emblemáticos es un conjunto de 352 viviendas de tres, dos y un piso del también llamado “Barrio ecosustentable” que entregó, a principios de marzo, a familias de la comuna de Chañaral que resultaron damnificadas por los aluviones del 2015.
La iniciativa, que vinculó al Ministerio de Vivienda, CORFO y CORMA, permitirá a sus habitantes contar con una vivienda con patios, terrazas, paneles fotovoltaicos para obtener energía eléctrica y paneles solares para tener agua caliente, reciclaje de aguas domésticas para regar plazas y huertas comunitarias, urbanización de alto estándar y áreas verdes.
La ejecutiva detalla que para los Barrios Ecosustentables de Chañaral y Salado, se generó una virtuosa alianza entre el sector público, el sector privado y la academia, que permitió viabilizar un proyecto que tenía como propósito mejorar la habitabilidad y la manera de convivir entre sus habitantes. Parte importante de este proyecto fue la participación de los vecinos, quienes fueron entregando su ‘feedback’ en las distintas etapas de anteproyecto. Fueron ellos finalmente los que dieron el visto bueno para que el proyecto se realizara en madera.
Otro ámbito relevante a destacar en esta experiencia, es el gran desafío de coordinación que significó, ya que hubo que generar un encadenamiento entre empresas, pymes y proveedores que permitió desarrollar el proyecto -en gran parte- de manera industrializada y prefabricada.
Es realmente un proyecto icónico para nosotros, ya que permitió por una parte, demostrar las ventajas de la madera en el confort interior de las viviendas, a través de tecnologías como el muro ventilado y también en su desempeño estructural, ya que son viviendas de hasta 4 pisos; y por otra parte, hizo posible generar una experiencia de prefabricación en madera a gran escala prácticamente inédita en nuestro país.
“Este gran trabajo colaborativo, que se suma a proyectos de distintos organismos y universidades que vienen trabajando hace muchos años con madera, tiene como desafío convertirnos en un referente a nivel mundial de generación de proyectos sustentables e innovaciones con este material tan adecuado para ello: un recurso natural renovable y disponible en Chile, como es la madera”, sostiene Lorenzini.
Proyecto Pionero en Temuco
La idea de promover el uso intensivo de la madera en viviendas de calidad no es nueva. El primer “Ecobarrio chileno” fue un pionero proyecto habitacional en Temuco, construido el 2013, conformado por 17 viviendas, de 51 metros cuadrados, provistas de colector solar. El énfasis en esta experiencia se puso en el mejoramiento de la eficiencia energética de las construcciones, idea que- por esos días- surgió como una respuesta concreta para enfrentar el Plan de Descontaminación decretado para una de las comunas que lidera el ranking de zonas más contaminadas de Chile.
Detrás de esta solución habitacional, dirigida a familias vulnerables a través de un Fondo Solidario de Viviendas (FSV), estuvieron el Ministerio de Vivienda, la Cámara Chilena de la Construcción y el Centro de Investigación en Tecnologías de la Construcción (CITEC) de la Universidad de Biobío, que participó en su diseño y posterior control de calidad de las obras durante la fase de ejecución.
A cuatro años de la entrega de las viviendas del llamado “Condominio Ecológico Nuevo Mundo”, el director del CITEC, Ariel Bobadilla, destaca que el principal beneficio del conjunto habitacional “es que se logró un diseño que permite que las viviendas demanden a lo menos la mitad de la energía necesaria para calefaccionar que requieren edificaciones comparables del entorno. En términos sencillos, se pasó de tener un auto que rinde 10 kilómetros por litro de bencina, a otro que rinde el doble”.
Por ello, destaca que el uso de la madera como materia prima es fundamental para obtener una vivienda sustentable, entregando rendimientos que otros materiales no alcanzan. Es precisamente la madera, destaca Bobadilla, el material que alcanza una eficiencia energética que permite un ahorro del 40% en la generación de agua caliente, y 50% en calefacción, es decir una demanda de calefacción menor a los 60 kwh/m2 al año, permitiendo a las familias lograr ambientes confortables a bajo costo.
“La madera es más fácil de utilizar y económicamente es más rentable alcanzar esos estándares, porque es un material naturalmente aislante. En este caso se incorporó la madera contralaminada, una tecnología nueva, existen algunas experiencias nacionales, pero no se ha masificado todavía”, destacó Bobadilla.
El proyecto habitacional, de un costo de 990 UF por vivienda, tiene otros atributos: altos estándares de protecciones higrotérmica que permiten reducir los riesgos de ocurrencia de condensación con sus fallas asociadas, y mejores estándares de hermeticidad al aire y protección acústica. Características todas medidas y certificadas al momento de su recepción.
“Son viviendas más aisladas térmicamente pero por sobre todo con una mejor capacidad para oponerse a las infiltraciones de aire, en consecuencia para limitar las pérdidas energética por este concepto” precisa Bobadilla.
Para los impulsores de la ecoeficiencia estos barrios son un muy buen ejemplo, porque entregan una mucha mejor relación calidad- costo para un proyecto inmobiliario, satisfacen mejor las necesidades humanas y dan calidad de vida, al tiempo que reducen progresivamente los impactos ecológicos y la intensidad de uso de los recursos. A ello se suma que permiten estimular y promover la innovación y la competitividad y generar ingresos adicionales con el reciclaje y reutilización de desechos.
La sustentabilidad no puede ser concebida sin el uso de la madera, cree Ariel Bobadilla. Por ello, espera que proyectos como el condominio ecológico Nuevo Mundo “se masifiquen porque es una buena oportunidad para desarrollar finalmente la industria de la construcción en madera, y llegar a ocupar espacios más importantes que se merece la construcción en madera dada su característica, y que además favorecen al país. La construcción en madera permite alcanzar con mayor facilidad los estándares de ecoeficiencia”.
Nuevos proyectos en Biobío, Maule y Los Lagos
Precisamente estos conceptos llevaron a las autoridades gubernamentales a apostar por nuevos “Ecobarrios”, sumando a los de Chañaral, proyectos en Talcahuano en Biobío, San Rafael en Maule y Rahue Alto en Osorno.
En San Rafael el SERVIU mandató al CITEC el diseño un conjunto habitacional para 40 familias vulnerables, cuya ejecución se proyecta para el segundo semestre de 2018 y entrega en 2019 (sujeta a evaluación de distintos servicios) explica Francisco Pascual contraparte de construcción sustentable del organismo de vivienda en Maule.
Estas viviendas privilegian el uso de madera considerando que “su impacto ambiental es muy inferior respecto de otras materias primas disponibles, ya que se caracteriza por una muy baja huella de carbono”, puntualiza.
Francisco Pascual destaca que se privilegió el uso de la madera para este tipo de construcción tiene que ver con aprovechar de mejor manera las ventajas del material como también busca “corregir la asimetría entre la realidad productiva regional y la apreciación social que se le entrega a la edificación en madera en términos de durabilidad en toda la zona central. Esta negativa apreciación se fundamenta en los deficientes procesos de fabricación y de construcción que se la entregado a un material que cumple con todos los estándares. Su impacto ambiental en su análisis de ciclo de vida es muy inferior respecto de otras materias primas disponibles, caracterizado por una muy baja huella de carbono”.
El futuro conjunto habitacional se ubica al norte del canal San Rafael, lo que le dará un valor agregado, al recuperar un elemento natural presente en el espacio público. Además facilitará el desplazamiento peatonal de sus habitantes, ya que se ubica a solo cuatro cuadras de la plaza principal, donde se ubican muchos servicios públicos. También considera un plan de reciclaje comunal, cultivo de alimentos comunitarios y familiares; y la incorporación de humedales para tratamiento de aguas grises para el riego de áreas verdes y darle valor paisajístico.
En Biobío, en tanto, está en ejecución el proyecto “El Morro”, de Talcahuano, que contempla la construcción de 140 departamentos de madera de cuatro niveles que también contarán con espacios para huertos urbanos y áreas verdes.
Una experiencia similar se repitió con el barrio ecosustentable “El Porvenir”, en Osorno. Se trata de 10 inmuebles dirigidos a familias del campamento ubicado en el sector de Rahue Alto; proyecto que incluyó las necesidades cotidianas planteadas por los propios vecinos.
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