En noviembre y diciembre de este año, la empresa Controladora de Plagas Forestales (CPF) en conjunto con el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), enviarán una delegación técnica a Tasmania en Australia, para colectar biocontroladores Anaphes nitens que permitan hacer frente al gorgojo del eucalipto (Gonipterus platensis), pequeño escarabajo que ataca a los brotes nuevos y hojas de varias especies del género Eucalyptus, lo que en algunos casos afecta en hasta un 30% el crecimiento de los árboles atacados.
De acuerdo a lo informado por el gerente de CPF, Osvaldo Ramírez, esta innovación de la entidad, conformada por las empresas forestales, podría poner al país a la vanguardia del sector a nivel mundial, ya que esta plaga está presente en varios continentes.
En Chile el control de la plaga siempre se ha hecho a través de dos insectos biocontroladores llamados científicamente Anaphes spp, los que introducen sus huevos sobre los de la plaga gorgojo del eucalipto. La colecta que se hará en Australia está enfocada en traer otro insecto que controlan las larvas de la plaga (segunda fase de crecimiento después de los huevos), que afecta el follaje y hojas, e impide que se realice la fotosíntesis para el crecimiento del árbol.
El jefe del Centro de Transferencia Tecnológica de CPF, Claudio Goycolea, explica que esta apuesta se centra en que el biocontrolador de la plaga -el Anaphes nitens- es más sensible a temperaturas bajo cero, aunque recalca que el desarrollo de las larvas parasitadas “depende de las condiciones climáticas y del suelo”.
El experto agrega que el proyecto, con una inversión que suma $24 millones de ambas entidades en la primera etapa, parte con una colecta en terreno por parte de un entomólogo australiano y un ayudante, donde se buscarán larvas parasitadas de distintos lugares para aumentar el pool genético (colecta de biocontroladores con distintas características) y después ingresarla al país y realizar el período de cuarentena.
Posteriormente, se desarrollará la observación, crianza y multiplicación de las poblaciones del o de los biocontroladores traídos desde Australia, y se traspasarán a la CPF los pie de cría, los cuales se multiplicaran en sus laboratorios de la ciudad de Los Ángeles en la Región del Biobío, experiencia que poseen en áreas de reproducción masiva y liberación de biocontroladores en grandes extensiones de la macrozona forestal (Desde Región del Maule a Los Lagos), que en Eucalyptus glóbulos, podrían alcanzar a 500 mil hectáreas y que como proceso podría tomar entre dos y tres años para completar la primera fase.
Para Osvaldo Ramírez, la importancia del proyecto radica en que “de ser exitoso, nos permitiría contar con otro biocontrolador para una plaga que complica bastante, sobre todo a los pequeños y medianos propietarios forestales. Entonces la etapa de este proyecto “traer una gran cantidad de larvas de la plaga que adentro en lo posible tengan el biocontrolador para someterlo a la etapa de cuarentena por parte de SAG y que nos prepare un protocolo para posteriormente multiplicar el pie de cría en nuestro laboratorio, distribuirlo a todas las empresas socias y a todos los pequeños y medianos propietarios forestales”.
El gerente de CPF indicó que como resultado esperan reducir los daños del gorgojo en las plantaciones de Eucalyptus globulus, además de servir como plan piloto de la industria forestal a nivel mundial en control de plagas. “Nosotros queremos tener un incremento en el control biológico de la plaga al lograr introducir, multiplicar y liberar un biocontrolador de las larvas del gorgojo del eucalipto”, puntualizó Ramírez.
Claudio Goycolea destacó la contratación de especialistas en Australia, la especificidad del parásito y los procesos que deberán ejecutar como empresa. “Hay que ir implementando las técnicas de establecimiento y de evaluación del parásito, de manera de ir viendo que realmente el trabajo que estamos haciendo está dando sus frutos”, dice el biólogo.
Respecto de los riesgos, Goycolea asume que hay un margen, ya que “es primera vez que se hace en el mundo”, aunque plantea que ya se han hecho estudios preliminares y agrega que “el riesgo es que se puedan colectar muy pocos individuos o que la especie, que no se conoce su biología, no sea muy eficiente. Por lo tanto, el handicap a favor que podamos tener en el control de larvas no sea tan grande como pensábamos”.
Además, el jefe del Centro de Transferencia de CPF recalcó el concepto de sustentabilidad de la industria al apostar por biocontroladores versus productos químicos como plaguicidas. “En ese sentido, la industria forestal apoya mucho lo que es ambientalmente sustentable, por lo cual las empresas han restringido mucho lo que es aplicación química hace muchos años. Hubo una decisión de seguir esta línea de control biológico y trabajar más el manejo integrado, lo que hace sustentable la producción”, especificó.
Otro de los expertos que conoce de cerca el tema es el entomólogo y académico de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Concepción, Luis Cerda, quien comenta que “el uso de insectos o biocontroladores en el manejo de plagas, por parte de las empresas forestales, es una muy buena alternativa, por cuanto esta metodología se desarrolla acorde a las actuales exigencias medioambientales”.
Este factor es destacado por el ingeniero forestal, ya que evita la utilización de insecticidas, se cumple con las certificaciones internacionales y un factor económico, aduciendo que “el costo de mantención se reduce a un mínimo, lo cual hace que el método sea económicamente rentable, en el mediano y largo plazo”.
Como causal de existencia de las plagas en plantaciones silvícolas, Luis Cerda, identifica el aumento de las poblaciones en función de la disponibilidad de alimento, “por lo cual las plantaciones conllevan en sí, un riesgo permanente de aparición de agentes de daño”, explica y agrega que otros factores que ayudan a este fenómeno son el comercio internacional, “expresado en el ingreso de productos importados al país”; la dispersión natural de estos agentes, “lo cual pueden lograrlo en diferentes plazos, de acuerdo a sus propias características”. Este último factor, comenta el académico UdeC, pueden lograrlo “tanto por acción antropogénica, como por sus propios medios, por ejemplo, el vuelo”.
Dentro de los impactos que pueden generar estas plagas en la industria, plantea que son variados, desde la disminución en el crecimiento hasta la muerte de los árboles, además de efectos económicos y sanitarios como el descenso en las exportaciones o bien, el aumento de las exigencias y restricciones junto con las consiguientes alzas de costos en materias de “prevención y/o mitigación de daños, tales como la introducción de biocontroladores, cortas sanitarias o medidas de manejo silvícola”.
Historia del gorgojo
El coléoptero Gonipterus platensis, nombre científico del gorgojo del eucalipto, se conoce desde el siglo XIX en Nueva Zelanda, no obstante en Chile apareció cien años después, específicamente en 1998, donde se observó esta plaga en Los Andes, proveniente probablemente desde Argentina, donde hay evidencias del escarabajo desde 1926.
Una vez llegado a Chile, las empresas forestales comenzaron principalmente a combatir esta plaga, que se expandió desde su punto de origen hasta Valdivia, mediante la introducción del parásito Anaphes nitens, en ocasiones muy puntuales con el uso de insecticidas y en algunas oportunidades a través del arado del suelo para exponer a las pupas del insecto, cuyo ciclo de vida se extiende entre 3 a 10 meses. En su desarrollo, la hembra del coléoptero deposita entre 180 a 270 huevos.
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