Los trozos o rollizos industriales que se emplean en el mundo para producir madera, tableros, papel, cartones, muebles y muchos otros productos, provienen de bosques naturales, es decir que crecen naturalmente en un lugar; y también de bosques plantados por el hombre.
Existen 4 mil millones de hectáreas de bosques en el mundo, las que cubren el 31% de la superficie continental del planeta. De éstos, 264 millones de hectáreas son bosques plantados, de los cuales cerca del 7% suministran alrededor del 35% de la madera que el mundo demanda en forma industrial y se prevé que aumentará al 40% hacia el 2020. Es decir, las plantaciones ocupando mucho menos superficie, son capaces de proveer mucha más madera por su ecoeficiencia. Mientras un bosque natural promedio del mundo crece en torno a 2 m3/ ha año, una plantación de rápido crecimiento puede hacerlo entre 20 a 40 m3/ha año.
En la actualidad, la demanda mundial por madera es de 3.8 miles de millones de m3 al año, donde algo más de la mitad se utiliza para combustible. Y las necesidades de la población mundial van en aumento. FAO estima que al año 2030 el consumo de madera crecerá en 60% respecto al 2010, en tanto que la World Wildlife Foundation -WWF- proyecta que la demanda se triplicará hacia el 2050. Este incremento significará más presión sobre los bosques nativos de alta biodiversidad que el mundo quiere conservar. ¿De dónde provendrá ese volumen de madera adicional?
El mayor volumen de madera que se requerirá a futuro puede provenir de:
a) Fomento al manejo sustentable del bosque nativo, lo que es necesario para mejorar la calidad de los bosques, pero muy insuficiente por su lento crecimiento y las dificultades y costos para obtener madera de bosques con diversas especies.
b) Incremento de las plantaciones en el mundo, considerando su alta productividad. Bastaría sólo otro 5% de incremento de los bosques con plantaciones de alto crecimiento para absorber toda la mayor demanda mundial.
Antiguamente el ser humano vivía de la caza y la recolección, hasta que desarrolló técnicas de cultivos agrícolas y crianza ganadera que le permitieron producir más alimentos a partir de los mismos recursos naturales o utilizar muchos menos de éstos para producir la misma cantidad. El cultivo forestal de plantaciones usa igual concepto, logrando para una unidad de suelo, rendimientos madereros diez a veinte veces superiores a los bosques promedio del mundo. Cada tonelada de madera industrial producida por plantaciones utiliza entre 1/10 y 1/20 de tierra, y entre 30 y 50% menos de agua que otros bosques (aunque suene paradojal).
Adicionalmente las plantaciones tienen externalidades ambientales positivas: controlan la erosión, ayudan a regular las cuencas y capturan altas tasas de carbono, en proporción a su mayor crecimiento.
Las plantaciones forestales se usan porque son la respuesta lógica para mantener la sustentabilidad del planeta, debido a su ecoeficiencia (mucha más producción usando menos recursos). No son una opción opuesta, sino un complemento a los bosques nativos y una potente herramienta para su conservación, permitiendo satisfacer en forma eficaz y eficiente las crecientes necesidades de madera del mundo, y regulando presiones potencialmente destructivas sobre los ecosistemas naturales y la biodiversidad de nuestro planeta.
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