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Bosques: más energía y menos emisiones

Por Fernando Raga, Director Ejecutivo INFOR.

En el mundo se extraen de los bosques, anualmente, algo más de 3 mil 700 millones de metros cúbicos sólidos de madera, es decir, el equivalente a un muro de un metro de alto por un metro de ancho cuya longitud daría casi 93 vueltas a la Tierra. Sorprendente resulta ser que el 50% de este enorme volumen se utiliza como combustible.

La madera producida sustentablemente es considerada un combustible carbono neutral: forma parte del ciclo del carbono y su uso evita la liberación de más carbono fósil a la atmósfera. No obstante, las malas prácticas en la combustión de la leña, como su uso en condiciones de alta humedad o combustión con escasez de oxígeno, producen contaminación por partículas y otros componentes, pero no le restan su atributo de carbono neutral. Alrededor de una tercera parte de la población mundial utiliza madera como combustible principal para cocinar, hervir agua y calefaccionar viviendas. En general, los bosques suministran aproximadamente el 40% de toda la energía renovable que se produce a nivel mundial; esto equivale a la suma de la energía solar, hidroeléctrica y eólica que se genera actualmente.

La mayor parte de este combustible se quema en hogueras, chimeneas y estufas simples. La eficiencia de esta combustión varía entre 15 y 20%, en tanto que una combustión cerrada de tecnología moderna puede alcanzar eficiencias del 70 a 80%. Esto no es menor, pues la misma cantidad de madera podría incrementar su producción de energía útil en 4 o 5 veces. Probablemente no sería posible capturar todo ese potencial, pero resulta muy relevante identificarlo como oportunidad, sobre la que se puede avanzar incorporando tecnología.

La meta de reducción de emisiones generó, hace unos 20 años, un gran esfuerzo, principalmente en Europa, por reemplazar el carbón mineral y el petróleo por biomasa, estableciéndose, incluso, programas de subsidios e impuestos verdes; y la biomasa pasó a ser el combustible de moda. Sin embargo, los sorprendentes desarrollos de la energía eólica y especialmente la fotovoltaica en la última década, con sustanciales reducciones de costos, limitó el aporte de la biomasa en el ámbito de la generación eléctrica; aunque continúa siendo de gran relevancia en el ámbito de la generación de vapor y uso rural y doméstico.

Nuestro país cuenta con casi 17 millones de hectáreas de bosques nativos y plantados, y se estima que se utilizan anualmente cerca de 20 millones de metros cúbicos sólidos de madera para combustible. El aporte energético de los bosques del país es considerable, y en el año en que tendremos la COP 25 en Chile, amerita revisitarlo con una nueva mirada que apunte a un salto tecnológico en su uso, para evitar los efectos indeseados asociados a su mala utilización y así aprovechar plenamente sus beneficios económicos, sociales y ambientales.

 

 

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