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Bosque o plantaciones: Falso dilema

  

Por Fernando Raga Castellanos, Presidente de CORMA.

A propósito de los grandes incendios que sufrió el país este verano pasado, ha vuelto a revivir la idea de que existe un dilema entre plantaciones forestales y bosque nativo.

Al respecto, el connotado científico neozelandés Wink Sutton escribía en su artículo “Plantation Forests Protect our Biodiversity” (1995) sobre los roles que tiene para el hombre la biodiversidad y la especialización. El ser humano necesita disponer de una amplia variedad de opciones para obtener alimentación, energía, materiales de construcción, fibras, medicinas y otros, gran parte de las cuales las provee la biodiversidad, la cual, además es fundamental para mantener el equilibrio natural y, por ende, la vida de nuestro planeta. De entre muchas opciones, el hombre elige sólo las especies más eficientes para los distintos usos y las reproduce. Sutton indica que cerca de un 70% de las necesidades de alimento son abastecidas sólo por 9 especies de vegetales, 1 de aves y 3 de otros animales.

La única forma en que el mundo pueda alimentar su población actual (7 mil millones) es gracias a las técnicas agrícolas y ganaderas especializadas y entre ellas, el monocultivo, que se usa en agricultura hace más de 8 mil años. En la época de la caza y la recolección, se requerían 100 hectáreas de bosque biodiverso por persona para alimentarse. Con ese estándar, hoy necesitaríamos 175 veces todos los bosques y selvas del planeta para sobrevivir.

Este aumento enorme de la ecoeficiencia (menor uso de recursos naturales para un cierto fin), que ha hecho posible nuestra supervivencia y a la vez conservar gran parte del planeta, se evidencia en índices tales como que desde 1960 a la fecha, la tierra requerida para alimentar a una persona bajó a la mitad, y en los últimos 20 años el requerimiento de tierra para la agricultura bajó en 50 millones de hectáreas. 

Con los bosques pasa algo similar. El mundo utiliza unos 3,8 billones de metros cúbicos de madera al año – la mitad para combustible- y se espera (FAO) que esta demanda supere los 6.0 billones de m3 al 2030. Esto podría someter a una enorme presión a los 4 mil millones de hectáreas de bosques del planeta, principalmente nativos, y potencialmente muy destructiva para ellos, pues es imposible garantizar su adecuado manejo ante una presión de esta magnitud. Las plantaciones forestales hoy absorben casi un 40% de la demanda mundial, y pueden absorber la demanda adicional utilizando una superficie de entre 1/10 y 1/20 respecto a otros bosques promedio del mundo, o sea, con sólo un 3% de la superficie. Son una respuesta especializada, a partir de una selección de las especies más eficientes para producir madera, que permite regular la presión de demanda y hacer posible la conservación de los ecosistemas naturales, al igual que lo hizo la agricultura.

Así, los bosques naturales, ricos en biodiversidad, y las plantaciones, eficientes en producir madera, son complementarios y no antagónicos. Sin los primeros no se podría seleccionar las más eficientes especies madereras, y sin plantaciones no se podría asegurar la conservación de los bosques naturales del mundo.

Por eso, en nuestro país, tal como lo indica la propuesta del Consejo de Política Forestal del Ministerio de Agricultura, deben manejarse los bosques nativos para potenciar su producción de madera y de servicios ecosistémicos, fortaleciendo con ello su conservación, a la vez, que forestar con plantaciones terrenos descubiertos sin alternativa agrícola, apuntando a una participación cada vez más inclusiva de todos los actores del sector forestal, del que reciben ingresos 420 mil compatriotas entre empleo directo, indirecto y no asalariado.

 
 
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