Según científicos de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Concepción, la tragedia ocurrida en Valparaíso durante estos días, no es nueva, ni será la última por ocurrir, ya que existen múltiples factores que potencian este tipo de catástrofes. El profesor Dr. Eduardo Peña, Ingeniero Forestal y especialista en Ecología del Fuego, señala que una de las primeras causas es la alta densidad poblacional con viviendas continuas y construidas con material altamente combustible, “probablemente después de esta tragedia se volverá a construir en los mismos sitios y prácticamente en similares condiciones, y en cuestión de tiempo, se acumulará combustible y se darán las condiciones atmosféricas favorables para que vuelva a ocurrir”, advirtió el académico.
Por otro lado, la condición de relieve accidentado, es decir, fuertes pendientes expuestas a la acción de vientos dominantes –vertiente hacia el pacífico-, permite que el fuego suba sólo por la acción de la pendiente y avance hasta 4,5 veces más rápido que en un terreno plano, además las llamas se inclinan anulando la distancia entre casas si es que este espacio existiese. “En algunos sectores existen quebradas y estos equivalen a verdaderas chimeneas que aceleran la propagación del fuego, sin considerar aún la cantidad de basura que se acumula en ellas y que aumenta la carga de combustible y la intensidad de la propagación del fuego”, destacó el profesor Dr. Peña
Así mismo, cada vez hay condiciones atmosféricas más favorables para los incendios, es el caso de Valparaíso donde se conjuga la acción de temperatura mayor a 30°c, humedad relativa menor a 30% y velocidad del viento mayor a 30 km/hora. “Bajo estas condiciones, es muy difícil controlar el fuego, aún cuando se dispongan todos los recursos para ello, un ejemplo de esto fue lo ocurrido en el Parque Nacional Yellowstone de EEUU, ardió por tres meses en el año 1988, a pesar del esfuerzo y los recursos utilizados para su control”, señaló el Dr. Peña. No obstante, con la acción del viento, el fuego se propaga hasta nueve veces más rápido, “y si sumamos la pendiente, y la alta carga de combustible la situación se agrava más”, destacó.
También es importante destacar que en una zona urbana, la carga de combustible es 10 o más veces la de la zonas de bosque, por lo tanto el fuego será más intenso, generando movimiento de masa de aire caliente hacia la atmósfera el cual es reemplazado por aire frío que ingresa en forma lateral, es por eso que se siente que el viento aumenta durante el incendio, este nuevo flujo de aire permite una combustión con más oxígeno, siendo más intensa y de mayor propagación.
Además, ante las condiciones del terreno -fuertes pendientes- se limita la evacuación y acceso al combate, limitando la presión de agua para los equipos de las compañías de bomberos.
Por otro lado, el profesor Dr. Aníbal Pauchard, especialista en especies invasoras, evalúa otras condiciones del entorno de la ciudad que aumentan el riesgo de estas catástrofes. La falta de planificación territorial, deriva en construcciones en zonas no apropiadas y en la inexistencia de zonas de cortafuego, “es dramático ver como en nuestro país aún no establecemos una relación más armónica y planificada entre lo urbano y lo rural”, señaló el profesor. Una planificación integrada de esta interfase urbano-rural requiere del manejo de la vegetación nativa y exótica cercana a los centros poblados. Las especies exóticas invasoras como el eucaliptos, el aromo y la retamilla son altamente combustibles y generan una capa continua que intensifica el fuego, ya que la vegetación cada año acumula biomasa adicional que va incrementando la carga de combustible a un nivel que, en el caso de arder, será difícil controlar. Las especies nativas, algunas de ellas protegidas por ley como la Palma Chilena, quedan expuestas a los incendios al estar rodeadas por casas y vegetación altamente combustible. El eje del problema radica según Pauchard en “la desconexión de los habitantes con su entorno, pues existe incomprensión de la situación de riesgo a la que están sometidas sus viviendas y cómo relacionarse con la biodiversidad nativa y exótica que rodea sus casas”.
Por último, el Dr. Eduardo Peña enfatiza en tomar acciones y prevenir con respecto a los incendios forestales, “es muy difícil resolver la situación porque se requiere que las casas estén más aisladas y el espacio es muy limitado, por lo tanto, es necesario mejorar el diseño y material de las viviendas para que sean menos combustibles, sin embargo la capacidad económica para adquirir estos materiales es una limitante”, señaló el profesor. Además, destacó que es vital trabajar en un manejo preventivo de combustibles vegetales que crecen alrededor y cercanos a las viviendas, “donde al menos unos 200 m alrededor de las zonas urbanas debiera existir un mínimo de combustible vegetal y en los siguientes 300 m debiera al menos bajarse la densidad de la vegetación, es decir, realizar podas de los árboles”, destacó el profesor. Esta zona podría tener un alto valor de conservación al favorecer ecosistemas abiertos dominados por especies nativas de lento crecimiento que no acumulan tanto combustible.
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