Los Alpes italianos ofrecen al visitante un paisaje idílico entre las montañas nevadas, lagos transparentes y grandes bosques de abetos, cuya madera es la materia prima para las construcciones en esa región, llamada el Trentino Alto Adige, donde se habla indistintamente el italiano o el alemán por sus calles.
Allí las casas tradicionales estaban construidas íntegramente en madera y piedra, con una arquitectura de montaña característica, que perduró por muchos años, pero que se vio interrumpida por la Segunda Guerra Mundial, donde muchas de estas edificaciones terminaron destruidas.
La reconstrucción de post guerra de toda la Italia privilegió el uso del hormigón y del cemento, perdiéndose una parte valiosa de ese patrimonio, según relata el ingeniero Gianni Dal Ri, director técnico de la empresa Bettega Legnami, ubicada en la provincia de Trento.
Sin embargo, a mediados de la década de los ´90, ocurrieron en Italia una serie de acontecimientos, que obligaron a los gobiernos regionales y a los constructores a fijarse nuevamente en la madera. El primero fue el problema del aumento del precio de la energía y las mayores restricciones a las emisiones de gases provenientes de la combustión. Eso supuso una búsqueda de alternativas a las calderas a petróleo que tenían la mayoría de los edificios y la dictación de normas mucho más estrictas que obligaban a mejorar la aislación térmica de las viviendas.
“Se realizó un proyecto muy importante de calificación energética de los edificios existentes y se han puesto normas muy estrictas para construir edificios nuevos. Para construir en forma energéticamente eficiente con materiales tradicionales, se necesitan espesores muy grandes de muros y esto comenzó a generar una crisis en el sector construcción”, relata Gianni Dal Ri.
La reacción de los constructores de la Región de Trentino Alto Adige fue comenzar a construir fuerte en madera, que aunque tenía costos un poco mayores a edificar en albañilería u hormigón, tenía ventajas de reducir los tiempos de construcción y múltiples beneficios ambientales.
“El primero que ha creído que la madera podía ser un buen material de construcción ha sido el gobierno italiano, que ha comenzado a encargar diversos proyectos públicos, incluyendo oficinas y escuelas, para construirlas en madera”, explica el ingeniero.
“Después ha sucedido el terremoto del L’Aquila (2009) y de la Emilia Romagna (2012), en que muchas personas han muerto o perdieron sus hogares, y la madera ha mostrado su cara mucho más eficiente, también desde el punto de vista antisímico”, cuenta el especialista.
Para Gianni Dal Ri “este ha sido un segundo motivo que ha impulsado la construcción en madera en el norte de Italia: la mayor seguridad que ofrece a las familias. Además, el Estado ha comenzado a subsidiar también la construcción de viviendas unifamiliares en madera. Para los empresarios también ha sido una señal importante, que ha permitido desarrollar soluciones para este mercado”.
Gianni Dal Ri ha estado recientemente en Chile, donde fue uno de los expositores italianos del seminario “Proyectar, manufacturar y construir CLT”, organizado por el Polo Madera de la Universidad de Concepción y financiado por CORFO y CMPC.
La experiencia de la empresa Bettega Legnami de Trento, que ha levantado más de 500 edificios en madera contra-laminada (CLT) fue considerada clave para transferir esta tecnología desde Europa hasta Chile, destaca el director del Polo Madera de la UdeC, Frane Zilic.
“En la UdeC estamos enfocados en aprender en cómo se trabaja la madera en la construcción, esto es lo queremos sistematizar. Estamos avanzando en la construcción de un pequeño módulo de CLT y trajimos a un experto italiano, que nos mostró como esto se ejecuta: de cómo la teoría decanta en la ejecución de una obra”.
Zilic explica que “la lógica de montaje debe estar incorporada al momento de hacer el detalle constructivo. Hay varias etapas a las cuales en Chile no estamos acostumbrados. Porque si el montaje es algo extremadamente rápido y preciso, el objetivo es limitar la cantidad de intervenciones que se hagan en obra. Eso significa que la planificación es extremadamente importante. Para ello se requiere una especialización de profesionales que nosotros en Chile no tenemos. Los arquitectos e ingenieros estamos muy acostumbrados a resolver los temas con un grado de precisión relativo y el resto de los problemas se resuelve en obra. Esto debe cambiar.”
Acústica
Pero no sólo interesan los montajes y la técnica del CLT. También hay preocupación por otros aspectos de la construcción en madera, como la aislación acústica. Para ello, también estuvo en Chile otra experta italiana: Federica Morandi, ingeniera civil, doctora en acústica aplicada, que trabaja en la Universidad de Bologna.
“En Italia construir hoy en madera cuesta un poco más que la construcción tradicional. Sin embargo, se hizo una encuesta en más de 250 personas que vivían en casas de madera, de cuál era el problema de su casa que más le molestaba y este era la acústica, por los ruidos molestos”, explica Morandi.
“A la gente le encantó la calidad global de su nueva casa de madera, el confort térmico y el ahorro energético, pero lo que menos le gustó fue el aislamiento acústico: había ruidos molestos. Esto no es tan importante para una casa de uno o dos pisos, pero sí es muy relevante cuando se construye un edificio en altura, de 5 a 8 pisos”, añade la ingeniera italiana.
Aquí es donde vuelven a aparecer las ventajas de la madera contralaminada, versus la madera común y corriente. “Una casa en madera CLT bien construida tiene un excelente nivel de aislamiento acústico, sin nada que envidiar a la construcción en hormigón o albañilería. El principio básico de la aislación acústica es que a mayor masa de la construcción, mayor aislamiento. Entonces como el CLT tiene poca masa hay que trabajar con sistemas de aislamiento optimizados para el sistema constructivo – y el resultado final es muy bueno”, precisa la profesional.
Empresa chilena
Quien escuchó a Federica Morandi hablar sobre este tema en Italia, fue el empresario y académico chileno Jorge Calderón Díaz, quien la convenció de viajar a nuestro país a entregar sus conocimientos.
Calderón es el gestor de una de las primeras empresas que está trabajando en la producción de CLT en Chile: Crulamm, ubicada en Concepción. “Esta es una tecnología casi desconocida en nuestro país hasta 2010, en que desarrollamos las primeras obras junto al ingeniero Juan Marcus. La madera contra-laminada tiene muchas ventajas para la construcción de edificios y viviendas, sin embargo, todavía falta mucha difusión”.
Explica que quienes llevan la delantera, en el mundo en desarrollo sísmico del CLT, son los italianos, por lo que destaca que la Universidad de Concepción esté trabajando en la transferencia tecnológica necesaria.
“Hasta el momento se han capacitado unas 200 personas en CLT en Chile, en una serie de proyectos que tiene el apoyo de Corfo, con Bienes Públicos, Becas Capital Humano, Programa de Difusión Tecnológica con la ejecución de JMS, Maturana Capacita y ahora, de la UdeC. Sin embargo, la meta es desarrollar una nueva industria de la madera que produzca en forma permanente para levantar nuevos edificios de este material en Chile, que es nuestro y renovable, para en el futuro próximo, exportarlo al resto de Latinoamérica”, concluye Jorge Calderón.
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