Según un estudio del Ministerio de Energía (2015), existen 235 mil artefactos de combustión a leña en la Región del Maule y otra investigación de la misma cartera revela que apenas un 1% de la población entre O´Higgins y Aysén se calefacciona a través de estufas a pellet, mientras que el 81% se inclina por las tradicionales a leña.
Cifras categóricas, pero que están cambiando paulatinamente influidas por el pellet, producto que se genera a partir de los desechos que genera la actividad forestal y agricultura, y que ha llevado a que durante los últimos años familias y empresas se estén inclinando por su uso para generar energía calórica, transformándose en una nueva alternativa de calor para los maulinos.
¿Las razones? Es más amigable con el medioambiente al emitir menos material particulado, tiene una mayor eficiencia energética y su compra está resultando más barata.
El académico de la Facultad de Ciencias Forestales y director de una investigación sobre innovación en biocombustibles sólidos de origen agrícola del Centro Tecnológico del Álamo (CTA) de la Universidad de Talca (UTalca), del proyecto, Ricardo Baettig, señala que en el marco del proyecto se hizo un cálculo de tipo teórico, basado en factores técnicos, con datos aportados por los Ministerios de Energía y Medio Ambiente y “determinamos que las estufas a pellet proporcionan una mayor energía útil que las a leña, ya que mientras las primeras tienen un 90% de eficiencia, las segundas alcanzan el 60%. En cuanto a los precios, descubrimos que en la Región del Maule, el pellet tiene un valor inferior de entre un 10 y 15% en relación a la leña”.
Para la investigación se compraron 2 metros cúbicos (450 kilos) de leña de eucaliptus certificada a un valor de 37 mil pesos, detectando que presentaba un promedio de humedad del 20%, mientras el pellet apenas llega el 6%. “El estudio nos arrojó que el kilo de leña cuesta $90 aproximadamente y el pellet lo podemos encontrar a $150, pero la gente debe entender que el pellet tiene un mayor poder calorífico que la leña, primero porque tiene menos humedad y, segundo, sus calefactores tiene mucho menos pérdida calorífica que una a leña”, asegura el académico.
Baettig enfatiza que “cuando se compra una bolsa de 18 o 20 kilos, se sabe, casi con total certeza, cuánta energía se obtendrá a partir de esa cantidad, ya que se vende por unidad de peso y tiene un contenido de humedad homogéneo y conocido”.
Sumando todas esas ponderables, el académico de la UTalca cree que incluso el valor del pellet debería seguir tendiendo a la baja en la región y, por ende, motivará a que más familias se inclinen por su uso.
Al respecto, el economista de la Facultad de Economía y Negocios de dicha universidad e investigador asociado del proyecto, Germán Lobos, hace hincapié en que “el precio del pellet tiene aún un espacio amplio para que continúe disminuyendo en el tiempo, porque el valor de producción es bajo en comparación al precio de venta que se observa actualmente. Dicho de otra forma, la materia prima (rastrojos de faenas agrícolas y malezas) tiene un bajo costo y esta característica no se refleja en el valor actual del producto. Por lo tanto, es razonable pensar que la competencia debería llevar a menores precios de mercado. Más aún, no se ven eventos en el futuro cercano que puedan cambiar esta tendencia. Lo que implica que deberíamos observar un precio decreciente para el pellet y de aumento para la leña”, sostiene.
Los proveedores de equipos de calefacción
La ejecutiva de la empresa vendedora de estufas a pellets Palazzeti sucursal Talca, Lorena Sobarzo, señala que llegaron el 2015 a la zona y que han participado como contratistas del programa de Recambio de Calefactores del Ministerio de Medio Ambiente. “A través de esta instancia hemos ido sumando nuevos compradores. Nuestras ventas tuvieron un incremento de un 30% si comparamos la temporada actual con el año 2016. Muchos de ellos terminan optando por la calefacción a pellets en cierta forma por la restricción del uso de leña por la contaminación”.
Mientras que el encargado de Mundo Energético, David Fuentes, asegura que si el 2015 comercializaron 2 mil 900 bolsas de 20 kilos, este año la cifra aumentó a 7 mil 200 unidades. “Hay diferentes tipos de pellets, pero los de buena calidad permiten mayor calor, son mucho más limpios, no ensucian y tampoco tapan las estufas. Nos compran porque saben que nuestro producto tiene buen rendimiento”.
El Hotel del Río de la comuna costera de Constitución ha sido pionero a nivel regional en el uso de pellets desde que fue inaugurado hace tres años. “El recinto fue pensado como un proyecto responsable con el medioambiente y con eficiencia energética. Por esta razón se instaló una caldera en base a pellet, que es más limpio en su uso, tiene un mejor rendimiento, es más económico y calefacciona bien. Si usáramos combustión a gas, nuestro gasto se triplicaría”, asegura su gerente Marcos Capetanopulus.
Por lo tanto, según Baettig preferir el pellet resulta favorable pese a que el valor de sus estufas aún tienen un alto valor que oscila entre los 800 y el millón de pesos, por lo que valora iniciativas como el programa de Recambio de Calefactores impulsado por las autoridades y que tiene por objetivo sustituir un 37% del parque actual de los calefactores a leña al año 2025 (contribuyendo además al Protocolo de Kioto, iniciativa que busca combatir el cambio climático desde 1997 y al cual Chile se adhirió mediante su ratificación el 2002, ya que el pellet emite menos material particulado que la leña).
El académico sostiene que dado que el valor de estos equipos todavía es alto, “pocas familias están en condiciones de adquirir este tipo de estufas, por lo que se hace necesaria la subvención por parte del Estado, que es gradual y que se está aplicando en ciudades como Talca y Curicó”.
Y agrega que lo ideal sería acelerar o intensificar este programa, si bien augura que con el pasar del tiempo y por un tema de mercado, “el valor de las estufas también debería ir tendiendo a la baja a medida que más gente se comience a interesar por ellas y sea más masivo su uso”.
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