El aserrín, los restos de madera e incluso las podas de árboles han cambiado rotundamente su destino final. Si antes estos productos terminaban en rellenos sanitarios o vertederos, hoy son la base de la biomasa forestal, un recurso energético sustentable, carbono neutral y que forestales y aserraderos de la Araucanía aprovechan como subproductos del bosque y aserrío y que actualmente tiene una creciente demanda en generadoras de energía eléctrica.
Lo anterior, cobra más relevancia cuando se conoce que en la producción total de energía en la Araucanía cubre sólo un 45% de la demanda local y que el 60% de ella proviene de biomasa. Este aporte podría ser mucho mayor, de acuerdo a un reciente diagnóstico energético de la Universidad Católica de Temuco sobre biomasa forestal, que señala que actualmente solo se utiliza un 47% de todo el potencial regional.
¿Cómo generarán la energía?
La empresa Comasa fue pionera en instalar la primera central de generación eléctrica autónoma en la Araucanía en base a biomasa forestal. El año 2011 entró en operación con una caldera que aporta cerca de 26 MWh de electricidad. Su jefe de Abastecimiento, Fernando Madariaga, explica que el proceso se inicia con la recepción de biomasa, la cual, generalmente es triturada para que alcance la granulometría ideal para la caldera. En otras ocasiones solo se pasa por un harnero de disco que elimina cualquier residuo externo que pueda traer y finalmente se transporta a la caldera donde combustiona aproximadamente a 850 grados Cº. “Ese calor producido lo utilizamos para calentar agua y generar vapor. El vapor posteriormente alimenta una turbina que lo transforma en energía mecánica para finalmente, a través de un generador, convertir esa energía en electricidad”, precisa el ejecutivo.
El sistema cuenta con una sofisticada tecnología de transporte, reducción de emisiones y combustión. Así se aseguran de entregar energía renovable no convencional (ERNC) aportando además a la utilización de un producto que por décadas fue desperdiciado en la zona. “Al año utilizamos aproximadamente 253 mil toneladas de biomasa forestal, cuyo destino antiguamente eran vertederos o rellenos sanitarios. Hoy, importantes empresas como Eagon Lautaro, Lousiana Pacific y Maderas Venturelli, así como aserraderos medianos y pequeños de la región nos venden su producción y la convertimos en energía. Es un buen negocio para ambos”, agrega Madariaga.
Los proveedores
Maderas Venturelli hace ya 15 años que destina cinco tipos de biomasa que extrae de sus procesos productivos para generación energética: aserrín, restos de corteza y astillas combustibles, astillas secas y viruta.
Su gerente comercial, Pedro Acuña, celebra que la industria energética haya puesto sus ojos en la utilización de productos como la biomasa forestal. “Ha significado un gran apoyo económico, porque la venta de biomasa representa cerca del 10% de los ingresos de las empresas, muchas de las cuales financian parte de sus costos operacionales con esta actividad”, subraya.
Diariamente, Venturelli despacha cerca de 900 m3 de aserrín, corteza o astillas que alimentarán calderas de generación eléctrica, energía que luego abastecerá al Sistema Interconectado Central (SIC). En total, esta empresa produce anualmente del orden de 300 mil metros cúbicos de biomasa forestal.
Crece la competencia
Parte importante de la esencia para que esta industria siga creciendo es desarrollar nuevos proveedores de este combustible, ya que actualmente los principales compradores son las grandes plantas como CMPC y Arauco Bionergía, las cuales pese a su lejanía compiten con los autónomos y más pequeños como Comasa.
Acorde a este escenario, mientras surgen nuevos proveedores, la empresa ha ampliado su gama de combustibles agregando biomasa agrícola. “La planta Lautaro 2 entró en operaciones el 2014 y utiliza principalmente biomasa agrícola, mientras que Lautaro 1 es esencialmente forestal. Ambos son dos grandes combustibles y la Araucanía es muy buena generadora de estos productos” asegura el Jefe de Abastecimiento de Comasa.
La biomasa forestal -que tiene la ventaja de ser carbono neutral- ha atraído el interés de otros inversionistas por producir energía eléctrica renovable no convencional, a partir de este subproducto de las plantaciones forestales. Se trata de Energías Victoria y WTE Araucanía. La primera construye una planta en Victoria, con una inversión cercana a los 45 millones de dólares y que aportará cerca de 17 MWh.
El segundo proyecto, en tanto, está en proceso de evaluación ambiental y es más complejo, ya que apunta a reciclar basura domiciliaria, pero también incluirá el uso de biomasa forestal. El subgerente de WTE Araucanía, Marc Thiele, explica que se eligió “la biomasa forestal como una posibilidad debido a la buena disponibilidad del combustible en la zona” y estima en hasta 28 mil toneladas anuales el uso de este combustible.
Thiele agrega que la planta contará con una tecnología de limpieza de gases “que reduce los niveles de contaminantes a niveles muy por debajo de las normas de emisiones”.
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