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Despachadores: el desconocido rol de quienes dirigen centrales de operaciones de incendios

Se trata de personal experto y profesionales de empresas forestales y CONAF que trabajan día y noche en 35 centrales de comunicaciones y coordinación de operaciones desplegadas desde Santiago hasta Magallanes.
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“La gran cantidad de incendios que hubo desde el 15 de enero a los primeros días de febrero de este año, nos obligó a redoblar los turnos con una mayor coordinación para que los despachadores pudieran descansar y responder a una de las emergencias más grandes del país”. 

Así comenta el presidente del Comité de Despachadores de Chile, Jaime Baeza, la dramática experiencia vivida el verano pasado en una central de operaciones, lugar donde se reciben los reportes de  información de los medios de detección de incendios, se analizan y se asignan los recursos de combate.

Los despachadores son especialistas que mantienen en línea toda la información sobre la cantidad y ubicación de los recursos (brigadistas, camiones aljibes, aviones, helicópteros, otros). En caso de emergencia, su labor es analizar, asignar recursos de la manera más rápida, eficiente y correcta, para lograr la extinción de uno o varios incendios.

Más de 120 personas trabajan en 35 centrales de despachadores en centrales de empresas forestales y CONAF, desde Santiago hasta Magallanes. Funcionan en turnos de día y noche, para poder coordinar el flujo de información y realizar una rápida asignación de medios de combate.

Cada año, los Despachadores se juntan a analizar el trabajo realizado en el verano. Este año, el encuentro se efectuó en la Región del Maule, donde participaron 150 expertos en manejo del fuego. Baeza explica que “el foco principal fue analizar la última catástrofe del verano pasado, con lo bueno y lo malo de las experiencias adquiridas, con el fin de planificar lo que significaría tener una nueva emergencia con esas características”. 

En el encuentro participaron relatores nacionales y extranjeros, quienes además compartieron técnicas de prevención. Además, se integraron representantes de universidades y proveedores de servicios.

Lecciones aprendidas

Para Patricio Sanhueza, del Departamento de Desarrollo e Investigación de la gerencia Manejo del Fuego de CONAF, el gran desafío es mantener el trabajo en conjunto público-privado y otro punto importante es que “los propietarios de terrenos rurales desarrollen una cultura de autoprotección, es decir, deben desarrollar acciones de manejo de combustible (vegetación) que tiene alrededor de sus casas”.

“Con la última emergencia hubo un antes y un después, y eso es un llamado a todos para estar preparados, en donde se debe incorporar al propietario y a toda la comunidad. Tanto CONAF, como las empresas forestales, desarrollan programas con los vecinos para estar preparados de mejor forma contra el fuego y eso se debe mantener, apoyar e incentivar”, declara Sanhueza.

El jefe de Protección de MASISA Forestal y coordinador Técnico en Manejo del Fuego, Francisco Acevedo, manifiesta que “existe la disposición permanente entre los técnicos y especialistas en manejo del fuego  para mejorar nuestro accionar y especialmente  tras la gran catástrofe que sufrimos en el país esta última temporada,  lo que demandara muchas horas de trabajo y coordinación entre los que enfrentamos las emergencias”.

Agrega que “para Chile fue una temporada histórica en el comportamiento de los incendios, manifestándose como evidencia que el cambio climático (ayudado por la conducta humana) está influyendo en la severidad de las emergencias”. 

El profesional recuerda que las condiciones que vivió el país en los incendios del verano fueron inéditas y de muy rara ocurrencia en el mundo. “Según los parámetros de la Unión Europea, se habían registrado anteriormente incendios cuya intensidad máxima en unidades de energía  habían alcanzado  30 mil kW/m (incendios de quinta generación)  pero, esta última temporada por ejemplo, en el incendio que afectó el pueblo de Santa Olga en la Región del Maule, se generaron corridas de fuego con intensidades de muy escasa ocurrencia en el mundo y desconocidas en el país, con una velocidad de propagación de 6 km por hora y una afectación de 8 mil hectáreas por hora; parámetros que fueron chequeados por representantes de la Comunidad Económica Europea, al visitar las zonas que estaban siendo afectadas”, relata.

Tal como han sostenido expertos y autoridades, a su juicio, esto plantea que “debemos estar conscientes que esta amenaza se puede presentar nuevamente. Y por ello debemos hacer el esfuerzo como país entre las instituciones del Estado, sector privado y academia, para abordarlas adecuadamente”.

Visión de los extranjeros

En temas de incendios, Chile es uno de los pocos países en el mundo que trabaja con un sistema estatal representado por CONAF y un grupo de empresas privadas que tienen sistemas de protección organizado. 

En caso de una emergencia, la entidad o empresa que se encuentre más cerca con sus recursos, es el primero que sale a sofocar las llamas y solicita apoyo si es necesario, sea en un terreno público o privado. Esta modalidad es la que más llamó la atención a los expertos internacionales.

Para el encargado de incendios de la empresa española Meteogris, David Caballero, que asistió a esta reunión de evaluación, “el encuentro de los Despachadores es una reunión fabulosa al tener a todos los actores discutiendo sobre coordinación, prevención y capacitación. Lo que veo es una muy buena voluntad pero siento que falta un ente que coordine a todos, específicamente para este tipo de emergencias”.

“Todas las entidades –subraya- han hecho un esfuerzo tremendo y me ha sorprendido que las empresa forestales, cosa que no tenemos en Europa, con esa presencia y capacidad de medios de extinción, hayan participado con tanta potencia en estos eventos. El incendio del verano ha sido una situación excepcional y el dinero puesto en prevención es bien invertido en un país en donde la industria forestal es muy importante”, recalca Caballero.

Por su parte, el piloto de la empresa Neptune de Estados Unidos, Christian Holm, quien participó apoyando desde su avión para apagar los incendios en la Región del Biobío, opina que “en la emergencia todo me pareció transparente, ya que tanto Gobierno como las empresas, estaban trabajando juntos para detener el fuego. Ojalá que lo que hemos desarrollado acá en Chile les de una experiencia y den el valor que significa tener un avión lanza-agua más grande con el que puedan hacer un ataque inicial correcto, ya que con una detección e irrupción preliminar rápida, puede cambiar el curso de una emergencia”.

Emocionado agrega que “no puedo describir lo que viví Chile, tengo mucho orgullo de esta nación y lo que me llevo, es a todas las personas que apoyaron de alguna u otra manera, con la tarea de ayudar a apagar los incendios”.

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