La certificación forestal, un mecanismo por el cual un tercero evalúa la gestión de las empresas del rubro de acuerdo a un estándar internacional de sustentabilidad, ha crecido y ya abarca el 70% de las plantaciones en Chile. La situación coloca al país como líder latinoamericano en la materia y, con un total de 2,6 millones de hectáreas evaluadas por organismos internacionales, es el segundo en la región en términos absolutos. Esto, después de Brasil, con 6,5 millones de hectáreas.
El proceso, que partió a principios de la década del 2000 ha sido, además, muy rápido. En 2002, las empresas experimentaron los primeros procesos de auditoría y lograron obtener las primeras certificaciones con el Sistema Chileno de Certificación Forestal Sustentable CERTFOR, el cual fue creado como proyecto de la Fundación Chile junto con el Instituto Forestal (INFOR) con cofinanciamiento CORFO.
CERTFOR como iniciativa local, presentó su sistema a nivel internacional obteniendo el reconocimiento del Programa para Homologación de Sistemas de Certificación Forestal, PEFC por sus siglas en inglés. Conocido también como el estándar europeo, el PEFC ha certificado 268 millones de hectáreas en 37 países alrededor del mundo. En Chile, el sistema registra la certificación de 1,91 millones de hectáreas.
Con la llegada de la certificación CERTFOR, se aplicaron cambios en la industria forestal que principalmente impulsaron mejoras laborales, mayores compromisos en materia ambiental y desarrollo económico local, los cuales se han reforzado en el tiempo con las actualizaciones que realiza el sistema nacional para mantener su reconocimiento con PEFC Internacional, todo basado en principios que regulan la gestión forestal en materia de biodiversidad, suelo y agua, protección de las áreas de alto valor ambiental y cultural, relaciones con las comunidades indígenas y comunidades locales y derechos de los trabajadores.
Más reciente, el FSC, Consejo de Administración Forestal en inglés, llegó al país en 2003, año en que se evaluaron 300.000 hectáreas. Hoy cuenta ya con 2,3 millones.
Cecilia Alcoreza, coordinadora del Programa Bosques de la WWF Chile, explica que “para WWF la certificación forestal es vista como la iniciativa más importante de la última década para promover una mejor gestión de los bosques y plantaciones forestales. El manejo forestal responsable es un componente clave de la visión de WWF para un futuro en el que la gente vive en armonía con la naturaleza”.
Alcoreza agrega que “desde un punto de vista ambiental, la certificación forestal permite abordar temáticas que van mucho más allá de la legislación ambiental, lo que permite mejorar los estándares de implementación de faenas y la prevención, disminución y mitigación de los impactos ambientales y sociales”.
André Laroze, secretario ejecutivo de CERTFOR, señala a su vez que “en el rubro forestal la certificación es fundamental porque es una industria que trabaja con un recurso natural. Desde este punto de vista la importancia de la certificación tiene tres factores: ambiental, social y comercial”.
“Los factores ambiental y social están intrínsecamente ligados”, indica Laroze. “Certificar el manejo sustentable de los bosques y de la cadena productiva forestal, a través de planes de gestión auditables y verificables por terceros, garantiza -porque así lo exige la norma de certificación- que el bosque productivo sea replantado, se proteja la biodiversidad, se constituyan mecanismos de comunicación entre las empresas y las comunidades, se promueva el desarrollo económico local, se respeten los derechos de los trabajadores, y por sobre todo, garantiza la coexistencia de un recurso natural que es vital para las futuras generaciones”, añade.
El factor comercial, apunta Laroze, surge como consecuencia de los dos anteriores. “Sin certificación, los mercados de Europa y Norteamérica sencillamente cierran la puerta” dice, asegurando que China, el principal mercado de exportación forestal para Chile, también se sumó al estándar PEFC recientemente.
Hernan Verscheure, presidente de la FSC Chile, indica que “certificarse con FSC demuestra que la empresa cumple con altos estándares sociales y ambientales. Lo que permite tener acceso a mercados que demandan estos valores”.
“Hay que señalar que esta aumentado el número de gobiernos y otros compradores de envergadura, principalmente en Europa y Norte América , que incluyen productos certificados FSC como requisito en sus programas de adquisiciones” añade.
Por cierto, la FSC dio a conocer en agosto de este año, un estudio en que valoriza los beneficios de su certificación. El documento informa que una empresa forestal puede ganar USD$ 1,80 más por cada centímetro cúbico de madera certificada FSC.
En Chile, ambos proceso de certificación operan de forma similar, con equipos auditores que evalúan en terreno las prácticas de las empresas forestales.
En el caso de la FSC, explica Verscheure, “el FSC emite tres tipos de certificados relacionados, el de manejo de los bosques, el relativo al tránsito de los productos forestales a lo largo de la cadena de valor y el certificado que vela por la legalidad de la madera que no proviene de manejo certificado pero que se incluye en productos elaborados con madera que si poseen el sello”.
Para ello, se supervisa que además de cumplir con la legislación vigente, la entidad que busque certificarse cumpla con los principios de la FSC, un decálogo en que destacan puntos como el respeto por los derechos indígenas, las relaciones comunales y con los trabajadores, así como contar con planes de manejo y de impacto ambiental.
Actualmente, 23 empresas chilenas están certificadas a través de la FSC en la categoría de Manejo Forestal, y 131 en cuanto a la Cadena de Custodia. En total, 2.335.427 hectáreas entre plantaciones, bosque nativo, áreas de protección y otros.
“Si se detectan incumplimientos leves (no conformidades menores), se entrega el certificado pero se solicita un plan con un plazo determinado para resolver estas no conformidades, y si éstas son mayores no se entrega el certificado hasta que el propietario no las resuelva”, añade Verscheure.
La certificación forestal tiene una validez de cinco años
En tanto, Certor verifica CERTFOR promueve el Manejo Forestal y la Cadena de Custodia, a través de un proceso. El primero, ocurre luego de que la empresa decide certificarse y designa una persona a cargo, contraparte de CERTFOR en el proceso. Luego se implementa el estándar en forma indepeniente independiente o a través de una empresa asesora. El tercer paso es la contratación del organismo certificador, un tercero independiente que decide si la empresa cumple o no con el estándar y con base en ello otorga la certificación a la empresa por un período de 5 años.
“Cuando una empresa aprueba la auditoría y logra su certificación, establece una relación contractual con CERTFOR que le da derecho a el uso de la documentación y del logo PEFC. Estos derechos están ligados a la vigencia del certificado, por lo tanto, aplican mientras la empresa tenga su certificado CERTFOR/PEFC vigente”, explica Laroze.
Para Cecilia Alcoreza, estos aspectos convierten a la certificación forestal en un mecanismo que “además de ser una herramienta de mercado, es una herramienta de vinculación rural y local de empresas forestales con sus vecinos. En la implementación de una certificación rigurosa y creíble prima la participación efectiva de las partes interesadas”.
Debido a que la certificación forestal implica evaluar aspectos como la gestión medioambiental y la relación comunal además de la calidad de los procesos y el cumplimiento de la legislación vigente, se distingue de otras áreas, como la ganadería o el agro.
“En Chile, al menos, la certificación forestal CERTFOR es la primera en combinar responsabilidad social con responsabilidad ambiental para la gestión productiva del bosque y la industria derivada”, afirma Laroze, quien asegura que el modelo chileno ha sido replicado en países como Argentina, Brasil y Uruguay.
El paso siguiente, afirman los especialistas, es lograr que las empresas forestales medianas y pequeñas puedan acceder a la certificación de sus procesos. “En la medida que los mayores mercados van exigiendo certificación, las empresas que no cuenten con algún sello se van a ver restringidas al mercado local, que es mucho más pequeño”, afirma André Laroze.
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