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Más dinámicas y con más empleo, así son comunas forestales tras 20 años de actividad

  

Cruzando datos económicos y sociales entre los años 1994 y 2014, estudio determinó que comunas forestales han crecido más que promedio nacional y que la industria tiene un fuerte efecto de arrastre en las regiones analizadas.
La industria forestal contribuye a mejorar los índices de ingreso y empleo, a reducir las cifras de pobreza e indigencia y a dinamizar la economía en las regiones en que se emplaza.
 
Así lo concluye el estudio Evaluación del aporte económico y social del sector forestal en Chile y análisis de encadenamientos, conducido en 2014 por el Programa de Gestión y Economía Ambiental, Progea, de la Universidad  de Chile en la macro zona forestal del país, que contempla las regiones del Maule a Los Ríos.
 
El análisis comparó además el desempeño de las comunas dedicadas principalmente a los sectores agrícola y pesquero con las forestales, en un lapso de 20 años. Significativamente, el documento concluye que las comunas forestales, 32 en el caso del Biobío, han subido sus niveles de ingreso más que el promedio, aún cuando presentaban mayor desempleo y analfabetismo que el promedio país en 1994, fecha de partida de la medición.
 
“La trayectoria ha sido positiva, han tenido tasas de aumento de ingreso y disminución de pobreza mayores a otras comunas. Tienen tasas de evolución mejores”, concluye Jacques Clerc, ingeniero industrial y académico a cargo del estudio.
 
En esto, indica el análisis, incide la alta fuerza de arrastre que tiene el sector forestal en el empleo y la demanda en otros rubros. Así, por ejemplo, por cada puesto de trabajo directo creado en el área forestal, se crean 1,5 empleos relacionados. Y cada peso producido requiere de otros 0.78 pesos en compras intermedias.
 
El efecto se nota más porque la actividad forestal se ha emplazado en zonas que no eran favorables para otras cosas”, cuenta Clerc, añadiendo que en el Ñuble o Biobío, la actividad forestal vino a reemplazar muchas veces los cultivos de trigo de subsistencia, reduciendo notablemente la pobreza rural.
 
“Yo me acuerdo que, cuanto tenía 15 o 20 años, empezó a verse harta gente trabajando en esto. Había hacheros, motosierristas y apiladores. Y se empezaron a comprar terrenos de trigo o chacra para plantaciones”, recuerda Jorge Rivas, alcalde de Mulchén, donde hoy el 22% de los empleos son forestales.
 
Se ve menos pobreza que antes”, cuenta Rivas, que ha vivido la casi totalidad de sus 44 años en la comuna. “Uno ve que la gente que está en la industria, ha mantenido un nivel de vida equilibrado”, agrega el edil.
 
Una evolución similar ha visto Carlos Garrido, alcalde de Ránquil, comuna donde funciona -desde 2007- la planta de celulosa Nueva Aldea.
 
“Cuando me vine a vivir a esta comuna, hace 30 años, la industria forestal estaba en pañales, lo principal era el agro y el vino”, recuerda el edil, quien agrega que ahora es el sector forestal el más importante en la comuna. “No hay sólo plantaciones, hay muchos productores que han insertado productos o servicios vendiéndole directamente a la planta” dice.
 
Este fenómeno de encadenamiento, denominado multiplicador de demanda, ha crecido un 22% desde 1996 y, según Clerc, se espera que aumente todavía más. “Hay que ver qué va a pasar con las energías renovables, que es un tema con buen potencial”, dice el especialista.
 
En Mulchén, por ejemplo, Jorge Rivas calcula que la instalación de dos generadoras eléctricas a biomasa, una aprobada por el Servicio de Evaluación Ambiental y otra en trámite, generen unos 200 puestos de trabajo en Mulchén durante la etapa de construcción, y luego por la demanda de desechos agrícolas y forestales.
 
En Curanilahue, donde un 23% de los empleos es forestal, este rubro vino a paliar la crisis que produjo el cierre de Enacar (Empresa Nacional del Carbón) en 1997, manteniendo la demanda por servicios.
 
“Antes la principal actividad productiva era el carbón y lo forestal vino a apuntalar lo que perdimos con el cierre de las minas” cuenta Luis Gegnagel, alcalde, quien añade que el transporte y el área metal mecánica que prestaban servicios a las minas, se reconvirtieron al rubro maderero.
 
El estudio de Progea muestra que la actividad forestal contribuye a dinamizar la actividad económica del país, al demandar servicios y productos locales y constituirse como el producto más importante en la canasta nacional de exportaciones después del cobre.
Hicimos una análisis económico riguroso con las cuentas nacionales, con datos del Banco Central, el INE y la Casen, y vimos que el sector forestal contribuye al PIB nacional en torno al 3%. Y en las regiones donde hay industria forestal, y considerando sólo el PIB regional, es mayor. De hecho, en el Biobío es superior al 10%”, concluye Clerc.
 
En cuanto a desarrollo local, el análisis pone en valor el desarrollo local que se origina en la industria forestal. De esta manera, si  se analiza  la  evolución  de  los  ingresos  entre  el  año  1994  y  el  2011,  se  observa  que  en  las  comunas forestales  este indicador  ha  aumentado  en  alrededor  de  un  42%,  mientras  que  a  nivel  nacional  este aumento es de un 27% y el promedio de las regiones del Maule a Los Ríos es de un 32%.
 
 
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