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Empresas madereras maulinas apuestan por certificación internacional

  

Tener el logo FSC en un tetra pak, en un mueble o un aserradero es una tendencia que favorece el desarrollo de las empresas y su relación con los distintos mercados.

Empresarios y representantes gremiales del sector forestal advierten un creciente aumento de los procesos de certificación en el manejo de los bosques y la denominada  cadena “de custodia”, que corresponde a la evaluación y control de todos los eslabones del proceso productivo asociado a la explotación y el tratamiento de la madera y de sus productos derivados.

La certificación de Cadena de Custodia es esencial para las empresas que buscan acceder a mercados, ambiental y socialmente responsables o para demostrar el cumplimiento con políticas públicas o privadas de compra que especifican como requisito el suministro de materiales ambientalmente responsables.  Además permite  etiquetar sus productos para que los consumidores puedan identificar y elegir aquellos productos que sostienen un modelo de gestión forestal responsable.

La apuesta es avanzar hacia una certificación permanente en la industria bajo la norma internacional FSC (Forest Stewardship Council=Consejo de Administración Forestal), la que  establece estándares para el manejo de bosques y sus posteriores procesos, garantizando valores desde la cosecha de un árbol, hasta el último producto que recibe el consumidor final de cualquier derivado de la actividad forestal.

La misión oficial de este Consejo internacional fundado en Canadá en 1993 por organizaciones gubernamentales, comerciales y ambientales es “promover el manejo ambientalmente apropiado, socialmente benéfico y económicamente viable de los bosques del mundo".

Leonardo Vergara, gerente de CORMA Maule, reconoce el avance especialmente en los grandes consorcios en este ámbito pero apunta a la necesidad de implementar el proceso de certificación al interior de la pequeña y mediana industria ya que las ventajas, fortalezas y oportunidades que ofrecen el FSC permite que las empresas mejoren sus procedimientos, los trabajadores aumenten sus beneficios y se garantice la legalidad y calidad de los productos.

“En el comercio global la certificación ayuda a la integración y al desarrollo de las industrias locales. Por eso este proceso debe ser visto como una oportunidad especialmente para las pymes”, plantea Vergara.

Hoy es posible ver en los supermercados productos como tetra pak, cuadernos y libretas con el sello FSC, normativa que está operando hace 20 años en Chile y que permite al consumidor  identificar que ese producto que está adquiriendo cumple con los estándares y políticas para el manejo sostenible de los bosques. 

Mauricio Bruna, gerente general de la Procer, entidad asesora en el proceso de certificación FSC a lo largo del país, explica que existen dos áreas o categorías: los productos maderables que provienen de los propios árboles para la confección del papel y cartón, entre otros, y los no maderables que son productos que provienen del bosque pero que no son madera propiamente tal, como por ejemplo yerbas, miel o mermeladas que están vinculadas a un proceso forestal sustentable.

Como explica el ejecutivo: “El mercado se abastece de grandes, medianos y pequeños propietarios de bosques los cuales hay que certificar. Darle ese estándar (FSC) a un bosque no es fácil, se requiere cumplir con más de 400 indicadores y si bien las empresas grandes logran hacerlo de forma directa individualmente, los pequeños y medianos tienen que agruparse para usar economías de escala y poder cumplir con los requisitos establecidos”. 

Bruna agrega que “tenemos un grupo de más de 100 propietarios que cubren alrededor de 30 mil hectáreas de bosques productivos y que han  logrado obtener el sello FSC a través de la certificación grupal que ofrecemos”. 

Otra área en que la empresa apoya a las empresas es  en la certificación de la cadena de custodia, que considera todos los eslabones comerciales en el desarrollo del producto desde que sale del bosque hasta que llega al consumidor final. Como señala Bruna: “Puede ser un aserradero que compra madera que necesita elaborarla para hacer un mueble certificado por ejemplo, el siguiente eslabón es el que hace el mueble, luego el que arma el living y así sucesivamente”.

Según el Instituto Forestal de Chile existen aproximadamente alrededor de dos mil 500 empresas relacionadas con el mundo de la madera, aserraderos, manufacturas, empresas que hacen astillas o productos como biomasa y la celulosa.

Según cifras de Procer, en Chile trabajan 114 compañías con sello de certificación en cadena de custodia, las que representan un poco menos del 5% del total de las empresas. 

Se espera, entonces, que en los próximos años la cifra de empresas certificadas aumente significativamente, favoreciendo a las organizaciones, a los clientes y al mercado, desarrollando productos respetuosos con el medio ambiente.

 
 
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