El día internacional de los bosques ( 21 de marzo) sorprende a Chile y a nuestro bosque nativo siendo destruido por los incendios forestales. Existen focos activos de gran superficie en la Reserva Nacional Ñuble (mayor a 4.000 ha) y China Muerta (mayor a 1.000 ha), además de otros incendios en Puerto Montt y Chiloé. Es urgente y prioritario proteger nuestra vegetación natural por todos los beneficios sociales y ambientales que aporta, pero las acciones que se tomen deben ser más radicales e innovadoras de lo que ya tradicionalmente se realiza.
La experiencia muestra que los grandes incendios son muy difíciles de controlar, y sólo se detienen o se pueden extinguir, cuando llegan a zonas donde la carga de combustible es menor y de carácter herbáceo o de matorrales. Buen ejemplo de ello, fue el incendio de Yellowstone en el año 1988 donde sus bosques ardieron por tres meses y solo se apagó con las nevazones de otoño, o en Australia el año 2009, oportunidad en que fallecieron más de 200 personas, en ambos incendios se utilizaron todos los recursos que puede disponer un país desarrollado y no se tuvo éxito. Por lo tanto, los recursos nunca serán suficientes y menos cuando ocurren en un solo día, 30 o más incendios simultáneos.
Chile debe reorientar su esfuerzo a dos estrategias, el auto-cuidado y el manejo de combustible, porque existiendo combustible, más temprano que tarde arderá, y en condiciones favorables de tiempo atmosférico y relieve accidentado es prácticamente imposible detener el fuego. Tal como se confirma con las experiencias de los incendios de Quillón, Valparaíso y Torres del Paine, donde el fuego se propagó sin control.
El autocuidado, el cual casi no existe en Chile, implica que toda comunidad de la interfaz urbano rural deba organizarse para detectar e informar puntos de peligro de incendios y comprometerse en la eliminación anual del combustible en al menos una franja de 100 m. desde la línea de viviendas. En el caso de una vivienda aislada, al menos se debe eliminar el combustible en los primeros 30 m. alrededor de la vivienda y bajar la densidad de árboles en la franja siguiente.
El manejo de combustible, en general, iría orientado a evitar la expansión sin control del fuego y si éstos ocurren, que los focos no sean de alta intensidad. Para ello se debe eliminar, extraer, reducir o picar el combustible para que se integre al suelo con mayor facilidad, en algunos casos, si es necesario se podría utilizar incluso quemas tal como lo establece el proyecto Fireparadox de Europa que ante la alta recurrencia de incendios forestales, propone el uso del fuego para evitarlos.
El autocuidado y manejo de combustible como complemento a la actual organización de protección permitiría tener a nuestras comunidades mucho más seguras que hasta lo que existe hoy día. Por último, una medida radical sería que cuando existe alto riesgo de incendios en las zonas de alerta roja no se permita el acceso a las zonas boscosas. Aun cuando hagamos todo lo anterior, es necesario contar con políticas e instituciones forestales claras.
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