25 años lleva inserto en el rubro forestal, Nicanor Rodríguez Acevedo, como dueño de la barraca e impregnadora San Ignacio y actualmente como socio de Cumbres del Maule, lo que le permite hablar con propiedad sobre la realidad en que se encuentra el área, aunque ahora con mayor pertenencia desde su calidad de presidente regional de la Corporación Chilena de la Madera, CORMA, cargo que ocupa hace un año y medio.
Nacido en Putú hace 62 años, de profesión profesor básico de la Pontificia Universidad Católica, casado y padre de tres hijos, Nicanor aprovechó la inauguración del pabellón forestal en la Feria Internacional del Maule (Fital) en Talca, para pasar revista a la gestión que ha llevado a cabo durante su mandato y también a los desafíos que le quedan por cumplir.
-¿Cómo se da su llegada a la presidencia de CORMA sede Maule?
Provengo del sector de la pequeña empresa maderera forestal y hace cinco años ingresamos con un grupo de amigos a CORMA, primero como presidente de aserraderos y hace un par de años como presidente regional. Desde entonces, estamos tratando de posicionar a las Pymes dentro del rubro.
-¿Cómo fue ese arribo y cuál ha sido su principal sello?
La asociatividad ha sido nuestro principal sello y eso ha traído de la mano otro gran logro, como es el que las empresas tomen conciencia de la importancia que significa respetar el medioambiente.
Hemos sido capaces de ser escuchados por los grandes empresarios. Hoy, muchas Pymes están conectadas con las más grandes, lo que significa un abastecimiento más seguro y una comercialización más expedita, es decir mejor posicionados y también estoy en condiciones de señalar que estamos entregando mejores sueldos a los trabajadores.
Actualmente, nos encontramos en mejor pie. Las Pymes están conectadas con los grandes grupos, como Masisa, Mininco y Arauco, y el pabellón que instalamos recientemente en Fital es una muestra de dicha unión. Por primera vez estuvo presente la pequeña empresa a través de sus productos, lo que reflejó el trabajo que hemos liderado durante estos cinco años.
-Seguramente no ha sido un trabajo fácil…
El 90% de las empresas son Pymes en nuestra región y al principio no fue fácil dialogar con ellas para darles a conocer el concepto de asociatividad y que ese era el camino, principalmente porque la mayoría estaba acostumbrada a trabajar de forma independiente y con su propia estrategia, pero durante los últimos años comenzaron a decaer y muchas sencillamente tuvieron que cerrar sus puertas.
Nosotros salimos en su rescate, con el apoyo de los grandes consorcios en un trabajo que ha sido duro, pero sabemos que los cambios no son fáciles.
-Y ahora que puede mirar hacia atrás, ¿cómo evalúa el cambio?
Ha sido positivo. Hace cinco años habían siete u ocho Pymes, hoy tenemos más de 30 en el gremio. Por lo tanto, estamos satisfechos y es una señal de que hemos sido escuchados.
Está claro que queda mucho por hacer, nos gustaría tener un nexo más seguro con las grandes compañías, un compromiso más formal y que vaya más allá que algo de palabra, de honor. Sin embargo, estamos muy agradecidos de ellos, ya que sin su apoyo, muchas Pymes habrían desaparecido. Los gerentes han tenido una muy buena disposición.
-¿Cómo han trabajado el cuidado por el medioambiente?
En CORMA tenemos 50 pequeñas empresas que están en el proyecto de producción limpia y eso tiene varios sentidos, seguimos trabajando pero ahora con más respeto por el medioambiente, para lo cual se ha tenido que hacer una serie de modificaciones internas para que los residuos que salen de ahí terminen en un lugar adecuado y ese es otro de los grandes cambios. Antes iban a parar a una fogata y hoy no.
-Y el trabajo con las comunidades…
Trabajo social siempre tenemos, quizás un poco informal pero siempre hay. Estamos constantemente en contacto con los colegios, clubes deportivos, juntas de vecinos, etcétera. Nosotros estamos dispuestos a la cooperación y estamos desarrollando una buena labor. Sabemos que es un aspecto a tener en cuenta.
-Por último, ¿cuáles serán los próximos desafíos de su gestión?
Desarrollar un trabajo que vaya cambiando la infraestructura y maquinaria de la microempresa, ya que generalmente es de segunda mano y para vender un producto de buena calidad, debes contar con los elementos acordes.
El otro, es subir el nivel cultural a los trabajadores y preocuparse de que se estén perfeccionando constantemente, no sólo en el ámbito laboral, sino que también como personas. La mayoría tiene un bajo nivel educacional, con apenas enseñanza básica y eso por supuesto no es responsabilidad de ellos.
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