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Incendios Forestales: Que no caigan en el olvido

  

¿Cuándo se acaba la temporada de verano? y llegan las lluvias, se deja de lado un tema que debiera ser preocupación permanente por su vital importancia para el país. Las buenas cifras obtenidas en la última temporada deben servir de aliciente para continuar con las campañas de prevención.

Por estos días en que el cambio de estación lleva al país a otras preocupaciones, se suelen olvidar algunos temas que son de permanente importancia, como son los incendios forestales. Se ha concluido una nueva temporada y las cifras son favorables, un 86% menos de superficie dañada y un 6,72% menos de incendios, comparado con la temporada anterior, lo que nos lleva a pensar que junto con variables climáticas positivas para el control de los siniestros, la población ha adquirido una conciencia mayor sobre su responsabilidad en el cuidado de los recursos naturales.

De acuerdo a las últimas estadísticas de CORMA al mes de abril, se percibe que la superficie afectada por incendios forestales perteneciente al patrimonio de las empresas ubicadas entre las regiones de Maule a Los Lagos es de mil 728 hectáreas, contra 13 mil 400 hectáreas siniestradas en la temporada anterior, donde mil 66 hectáreas corresponden a plantaciones de pino y eucalipto; 14 hectáreas a bosque nativo y 701 hectáreas a otras superficies. En tanto, el número de incendios fue de 2 mil 262, comparado con igual fecha del año pasado en que se registraron 2 mil 425 incendios.

A pesar de las positivas cifras, es necesario mencionar que ninguna campaña ni recursos serán suficientes para acabar con los incendios, si es que la población no toma conciencia del daño que se produce al país en términos ambientales, económicos y sociales, destruyendo los bienes de muchas familias, sus fuentes de trabajo y también vidas humanas como hemos visto recientemente.

Se ha planteado en innumerables ocasiones que éste no es un fenómeno natural, al menos no en Chile; los incendios son provocados en el 99% de los casos por el hombre y en más de un 17%, éstos son abiertamente intencionales. Experiencias como las ocurridas en Torres del Paine, donde se quemaron más de 20 mil hectáreas, nos muestran que las labores de prevención y campañas nunca serán suficientes si la población, tanto chilena como extranjera, no entiende la responsabilidad que tiene en evitar conductas de riesgo que puedan llevar a un incendio. También hemos debido enfrentar, como país, la pérdida de vidas humanas que luchando por apagar las llamas para salvar a otros, han perdido su vida, en incendios claramente intencionales, por la multiplicidad de focos simultáneos.

Aprendiendo de las tragedias

Todos los años, además de los recursos del Estado, el sector forestal privado implementa considerables programas de prevención y control de incendios forestales, desarrollando campañas de difusión que se llevan adelante en una alianza público privada. Además, se mantienen importantes recursos, tanto físicos como humanos, para combatir los siniestros, los que llegan a cerca de US$20 millones por parte de las empresas y que consideran más de mil 900 personas debidamente capacitadas, con toda la infraestructura necesaria, como torres de detección, helicópteros y aviones.

La experiencia que se ha adquirido en esta materia, así como las lecciones que han dejado las tragedias ocurridas en el país, han posibilitado una mayor coordinación de las entidades que están a cargo del manejo de los incendios forestales en Chile. Es así como luego del siniestro que afectó más de 25 mil hectáreas en la Provincia del Ñuble, en Biobío, en enero de 2012 , instituciones como Conaf, Onemi, Carabineros y la Pdi, junto con CORMA, comenzaron un interesante trabajo público privado con miras a establecer protocolos más eficientes; lográndose alianzas estratégicas, lo que junto a reuniones periódicas de coordinación de las diversas entidades, permitirá actuar más sincronizadamente.

Iniciativas como la creación de un índice –el que ya se encuentra en marcha blanca– que determina el grado de vulnerabilidad de una zona en relación a la probabilidad de ocurrencia diaria de incendios forestales, son positivas, ya que permitirá desarrollar acciones preventivas adicionales por parte de estas instituciones en períodos en que hay condiciones extremas para que se produzca un incendio.

Otra medida de gran relevancia en el control de los incendios es la asignación presupuestaria. Cada año se invierten alrededor de US$35 millones en la protección del recurso forestal a nivel nacional. De esta cifra, dos tercios lo aportan las empresas forestales que tienen la responsabilidad de proteger el 10% del patrimonio susceptible de ser dañado, lo que no tiene comparación con el Estado que aporta un tercio, para proteger el 90% del territorio restante. Sin embargo, durante el 2012, Conaf aumentó en un 26% el presupuesto para la prevención y control de siniestros y en este año el monto se incorporó al presupuesto ordinario, lográndose como resultado la implementación de casi el doble de brigadas que en temporadas anteriores.

Si bien resulta fundamental tener recursos para enfrentar la temporada con más brigadas, cuando se espera un alza en la siniestralidad y se realizan acciones de control, no se puede soslayar el aporte fundamental que tiene la prevención, a través de la mantención de conductas seguras y previsoras de las personas en sus contactos con la ruralidad y los bosques, ya que no hay incendio mejor controlado que el que no se produce.

Al mismo tiempo, es importante inculcar la colaboración de la comunidad en una actitud de repudio a los incendios intencionales, ya que no existe causa alguna que pueda justificar estos hechos que hacen tanto daño al país. En este sentido, se deben condenar los intentos de justificar intelectualmente este tipo de actos y de confundir a la opinión pública, encubriendo su verdadero origen, relativizando los hechos y amparando así a los causantes.

Importancia de la Legislación

Otro ámbito que requiere una acción urgente en esta materia es la legislación referida a los incendios forestales, donde se necesita modernizar el cuerpo legal que hoy existe, ya que tiene considerables debilidades y[V2]  está repartido en distintas normativas sin conexión.

Para la Corporación Chilena de la Madera la legislación debiera considerar algunos aspectos centrales, como es darle prioridad al incremento de los recursos asignados por el Estado. Asimismo, se considera que la estrategia debiera orientarse a la prevención y el combate temprano de incendios en su fase incipiente, de modo de evitar que alguno se transforme en un siniestro de gran magnitud, lo que de acuerdo a los técnicos ha demostrado ser la forma más eficiente de control.

En segundo lugar, se debe incorporar a todos los propietarios rurales en el cuidado de sus bosques, quienes deben hacerse cargo de desarrollar acciones de prevención con distintos niveles de exigencia, de acuerdo al riesgo temporal y espacial de sus predios.

Muchos de los incendios comienzan en predios de pequeños propietarios o en lugares cercanos a caminos, sectores que no están incorporados a sistemas de protección, pero cuyo daño se extiende hacia otros predios, tanto de pequeños propietarios como de medianas y grandes empresas, provocando enormes pérdidas para otras personas que en muchos casos no pueden protegerse. En este sentido, es vital que todos los habitantes tomen conciencia de la responsabilidad que les cabe en evitar conductas que lleven a ocasionar siniestros que pueden resultar devastadores para una gran superficie y afectar casas y poblados que pueden encontrarse a gran distancia del foco del incendio.

Se necesita con urgencia que la sociedad entienda que los recursos forestales, tanto plantaciones con fines productivos, como parques naturales y otras áreas, son un activo para el país, por lo que se debe tener una actitud responsable y proactiva respecto de la protección de los bosques naturales y plantados, que son fuente de trabajo, biodiversidad, paisaje y otras valiosas externalidades ambientales.

Para ello, se requiere el envío de un proyecto de ley que aborde los incendios de manera integral, visión que hoy existe entre los distintos actores que se relacionan con la protección de este recurso. Lamentablemente, la no tramitación de la ley pública de CONAF el año pasado, dejó este proyecto y otros postergados, lo que tiene un alto costo para el país. Es de esperar que esta iniciativa, fundamental para la protección de los recursos naturales, sea pronto presentada al Parlamento.

 
 
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